Me levanto
relativamente temprano, ayer no salí a pesar que tenía una fiesta, no quería estar
cansado y quería traer toda la energía, por eso decido dormir fuera de mi
horario, pero esta vez estoy algo entre nervioso y emocionado. Dormí, un poco
inquieto, sabiendo lo que iba a hacer hoy. Decido desayunar un licuado ya que
no quería traer pesado el estómago, quien sabe lo que podría pasar con el estómago
lleno. Veo el reloj y veo que todavía tengo un poco de tiempo así que decido
irme bañado, siempre es mejor hacerlo bañado, si no es por higiene que sea por
ir despierto. Me tomo mi tiempo en el baño caliente, me quito el shampoo y y
busco la toalla. Pensando hasta donde iba a llegar hoy, me voy secando el
cuerpo y voy buscando que ponerme.
No hace mucho
compre un outift para estas ocasiones, el termómetro marcaba poco grados y el
viento en el camino iba a estar duro. Me pongo ropa ajustada y que me hace ver
hasta deportivo. Calcetines especiales, guantes y hasta unos
lentes de sol.
Terminado de
ponerme mis zapatos, que hacen un peculiar “click” al caminar, me siento como
mujer con tacones. Salgo del departamento, y siento un frio que me pega, ¡no puedo
esperar a entrar en calor! Volteo y veo mi pulso, lentamente se va subiendo. Caminado
llego a esa puerta de madera donde me aguarda mi cita. Me doy cuenta que tienen
el seguro puesto, pero tengo una copia de la llave. Al entrar se prende la luz casi
de momento y voy caminando hacia mi destino, no me fijo que hay a los lados,
simplemente voy hacia adelante y ahí está.
Guardada con una
cadena, protegida de la lluvia y del viento. Protegida del óxido y de los malos
tratos de la vida. Con esos colores y equipo que hacen enamorar a cualquiera que tenga
suficiente conocimiento en la materia. De grandes llantas y de fácil manejo, ahí
está, esperándome, como siempre que voy. No la monto tan seguido como quisiera,
entre la escuela y otros menesteres, la vida se complica.
Con la llave
amarilla que siempre traigo en mi llavero, le quito la cadena. La saco de su
estante y la contemplo por fuera. Veo su manubrio y reseteo la computadora. Me
pongo el casco y me voy hacia la puerta.
Afuera el aire
corre gélido con esos vientos de invierno. Sin entrar en calor y todavía sin
calentar me subo arriba de ella. Me dispongo a avanzar y en ese momento mi
zapato se engancha en el pedal, el primer impulso me da la fuerza para quitar
el pie del piso y empezar mi viaje. Un viaje que cada vez es diferente, siempre
es contra mi mismo y contra la naturaleza. Entre rutas por monte o a velocidad
en carretera, entre preciosos paisajes, lagos y veredas, me lleno de vida y de alegría.
Hace dos años y
un poquito más, viviendo en Querétaro, estaba por dejar de fumar, de la caja
diaria había pasados a los 4 o 5 cigarros. Estaba yendo al gimnasio y sin darme
cuenta estaba adelgazando, mi vida se tornaba un poco más sana (y hasta un poco
más aburrida), el alcohol nomas para el fin de semana y mi comida provenía
de la barra de ensaladas. Pero correr nunca fue lo mío y quería hacer algo de
ejercicio, no solamente el GYM, ese se vuelve aburrido después de un rato. Así
que decidí irme a comprar una bicicleta.
Con mi primer
aguinaldo me voy en búsqueda de bicicletas, obviamente no quería gastar mucho
pero tampoco quería algo de baja calidad o que me quedara obsoleta al poco
tiempo. Con ese pensamiento en mente me voy a cada una de las tiendas de
bicicletas, veo precios y pido sugerencias. Al final tengo mi veredicto y con tarjeta en mano me voy a
comprar mi bicicleta.
Que puedo decir
de la compra de esa primera bicicleta, en dos años ya he comprado otras dos,
una de ruta y otra nueva de montaña. Pero ¿por qué tantas bicicletas?, pude ser
igual que los que van a los conciertos, o los que suben fotos de crossfit todo
el dia, los que se emocionan al ver un partido de futbol, o los que son
creyentes y ven al Papa. Para mí la bicicleta es libertad en su máxima expresión.
¿Cómo Libertad? Para
mi esa libertad de la bicicleta es ir a toda velocidad entre bosques y veredas,
ver el verde y respirar el aire fresco. Mantener el cerebro activo pensando el
siguiente movimiento y las piernas como maquinas sin parar. Ese sentimiento de
que el corazón te va a explotar y que el pulmón simplemente las va a dar, es un
sentimiento de máxima libertad.
Ir por una
carretera a toda velocidad, viendo el paisaje cambiar, viendo verde o desierto,
siempre queriendo un kilómetro más, otro, otro más. La meta imaginaria de a dónde
voy a llegar, esta vez quiero quemar 4000 kcal, o este mes voy a llegar a los
400 km. Es una verdadera sensación de armonía y libertad, saber que no
necesitas el carro para moverte, o sentir tus músculos agotados después de 3 o
4 horas de no parar. Ver la siguiente colina y quererte morir del susto, pero
dentro de ti siempre pensando “Esta vez no me voy a bajar, aun así llegando
arriba, tenga que vomitar”.
Estar arriba del
cerro y pensar que ya vas a bajar. Ese momento, un segundo o dos, en que ves la
bajada que sigue y tu corazón deja de palpitar. Un segundo para decidir,
seguir, frenar o tirar la bicicleta y ponerte a llorar. Esa adrenalina, el corazón
aumenta su ritmo, tus sentidos se vuelven más agudos y en ese momento tomas la decisión
de seguir. “Esa bajada no me dominara”, tomas la bicicleta firmemente, te
levantas un poco del asiento y sientes como agarras velocidad. No tienes mucho
tiempo para pensar. Tu vista debe de estar un paso más allá, ver qué camino
tomar, que piedra esquivar o a donde desviar tu peso. Una raíz, un árbol, una
pendiente mal calculada te puede hacer volar. Llegar al final y sentirte más
vivo que nunca no tiene par.
Practicar un
domingo de bicicleta es una excelente actividad para pasar más tiempo con la
familia: Te levantas, te vas a rodar, vuelves y comes sin parar. Después ya no
te quieres (puedes) levantar y unas dos o tres películas en netflix tirado como
pasta en el sofá, suena como el mejor plan.
Eso sí ¡lo mejor
de quemar 3000kcal es reponerlas!. Que rico es comer sin culpa y con el
sentimiento de: “Es que lo tengo que recuperar”. Una hamburguesa, con papas Xlarge
y dos sodas, para llevar, a si una malteada de chocolate.
Me es difícil explicarles esa sensación que tengo al rodar. Ese cansancio de no poder más, llegar y ni de la silla poderte parar. Despues de dos horas de completo control, amor y libertad. Hay gente que tiene que usar drogas para tener ese sentimiento, yo uso una cadencia de 90 rpm y un multiplicador en combinación con el desviador. Una tijera con suspencion y par de llantas, que siempre me llevan a mi destino.
Me es difícil explicarles esa sensación que tengo al rodar. Ese cansancio de no poder más, llegar y ni de la silla poderte parar. Despues de dos horas de completo control, amor y libertad. Hay gente que tiene que usar drogas para tener ese sentimiento, yo uso una cadencia de 90 rpm y un multiplicador en combinación con el desviador. Una tijera con suspencion y par de llantas, que siempre me llevan a mi destino.
Si nunca han
salido a rodar, no lo hagan: es adictivo, siempre vas a querer una bicicleta
nueva o mejor. Existen miles de accesorios que vas a querer comprar. Tiene
efectos secundarios como: Mejor ritmo cardíaco, pérdida de peso, mejor circulación,
grupo de amigos con intereses afín, comidas masivas el fin de semana, entre
muchos más.
Muchas veces
quisiera tener más cosas que me apasionen, quisiera creer en un dios, o en el
Peje. Tener algo por que luchar, ser americanista o por lo menos futbolista,
tener un interés en las cartas o profesar el crossfit. Pero para mí lo que me
hace levantarme temprano un sábado por la mañana es andar en bicicleta de
montaña.
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