Quiero empezar a
contarles como fue el día de mi graduación de la universidad:
- Presentador: “y con premio de
excelencia, ayuda humanitaria, logro académico y desarrollo estudiantil : Juan Pérez
“
Y en eso pasa Juan Pérez a recibir su diploma entre una serie de
gritos y vitoreos, lo abraza Rangel y casi se suelta a llorar
-
Presentador: “Joaquin Corella”
En eso paso a recoger mi diploma entre un silencio total y hasta me pareció
ver una zarigüeya asomarse de su nido, pasan los segundos incomodos y se vuelve
a escuchar
-
Presentador: “Y con premio Summa
Cum Laden, campeón nacional en natación y novio del año: Pedro Rodríguez”
Otra vez los aplausos y gritos vuelven a llenar la cancha de básquet
donde se entregaban los diplomas
Primera Parte
Pero eso no fue
hace mucho (3 años), pero toda mi vida fue algo parecido, en mi kínder quisieron
que volviera a hacer el tercer año para entrar a la primaria, que no estaba lo
suficientemente preparado para entrar a la siguiente etapa, pero mi madre fue más
inteligente y me metió al Regis, donde con el gran número de alumnos no hubo
problema alguno para que entrara.
La primara, ¡qué
tiempos aquellos!, cuando mi única preocupación, era tener el siguiente Tazo de
los Looney Toons, ver el capítulo de los caballeros del zodiaco o salir en
patines esa tarde. Con pocos recuerdos de aquella época, más que de grandes
amigos y muchas sonrisas, fui pasando de año, nunca en cuadro de honor o
reconocimiento de excelencia. Estuve cerca de repetir el quinto año y así de
una vez quedarme en la generación de abajo.
Por razón mágica,
los primeros recuerdos que tengo son los de secundaria, por alguna razón que todavía
desconozco, yo formaba parte del club de los sábados. Aquel club selecto, solo
un puñado de alumnos, escogidos directamente por el temido Hermano Manuel, que tenían
la grandiosa responsabilidad de limpiar la escuela, este honor solamente era
otorgado a aquellos alumnos que demostraban alguna pequeña indisciplina en el salón,
o bueno tampoco tan pequeña (y por eso me pregunto ¿qué hacía yo ahí?, tendríamos
que preguntarle Evelia o algún profesor de aquella época, seguro alguno me
recuerda), para no hacer el cuento más largo, ese año me vi en la posición de
tener que cambiar de escuela (después de haber reprobado todas las materias).
Tras un gran
esfuerzo de mi Inmaculada madre, logre entrar en aquella escuela de educación más
personalizada, con la excusa de que si era inteligente, simplemente el Regis
era el que estaba mal con su sistema de educación masivo y de poca atención personalizada.
Dure no más de tres meses en esa escuela y para el cuarto ya estaba viviendo en
la comunidad rural de Los Horcones, entre Skinner y Froyd conoci a Walden 2.
Dejen me decirles que a veces veo en aquel adolescente de 13 años saliendo de
su casa, para irse a vivir, por su cuenta, a una comunidad y veo a mi madre
preocupada y siento que es otra vida, eso no me paso a mí, eso yo lo leí, me
digo constantemente, yo no fui aquel que abandono la casa y se fue a vivir a
otro lugar, ese fue Tom Sawyer buscando aventuras con Huckleberry Finn.
Pero aquí es
donde comienza mi historia: Solamente viví ahí unos cuatro o seis meses, no lo
recuerdo bien, pero algo cambio en mi forma de pensar, algo cambio en mi núcleo
y en mí ser. Ese enojo y esa rebeldía se fueron cambiando por un amor a los
libros y la poesía. Me devoraba libros y me escuchaba antologías de trovadores.
Entre panfletos, oleos de mujeres con sombreros y metamorfosis fui descubriendo
una parte de mí, que se iba volviendo diferente, un cambio en prioridades y en
formas de ver la vida. Claro con los años siguieron cambiando, gracias a dios (¿Quién
quiere ser el mismo que cuando tiene 14?), pero como de costumbre me harte, no
pude más y volví a casa.
Bajo suplicas y
acuerdos me dejaron terminar el año escolar en esa pequeña escuela, voy una
semana y decido mandar todo a la chingada y me voy de mesero, a ganar el
salario mínimo más un par de propinas. Quería empezar de nuevo y justo donde lo
había dejado.
Segunda Parte
Volví al Regis y
mi vida fue cambiando de nuevo; Los compañeros de clases eran diferentes y
ahora mi amigos estaban un año arriba que yo, con un poco de vergüenza de ahora
estar entre los más chicos, poco a poco fui cambiando de amigos, volví a sentir
como Giorgio Samsa el día que se convierte en cucaracha, pero la escuela fue
mejorando. Mágicamente ya no reprobaba y ahora sacaba buenas calificaciones (relativamente),
bueno menos en disciplina. Con gran apoyo del Director Sergio mi vida se fue
perfilando del fracaso hacia algo más.
Pasa tercero de
secundaria como cualquier otro año, ya no me siento parte de la mi generación
vieja y ya se me ha quitado la vergüenza, desarrollo mi grupo de amigos que
frecuento hasta la fecha y que digo, hasta una vez saque un 98 de promedio total en la boleta. Me
voy dando cuenta, que poniendo un poco de atención y estudio se puede sacar la
escuela, entro a los concursos de poesía y declaración y por lo general logro llevarme
algún diploma, Que aburrido cuando los cambiaron a “Diploma de Participación”.
Grata sorpresa que fue dar el discurso de graduación de secundaria, ¡si
supieran que fui corrido de la misma escuela dos años antes!
Viene el momento
de pasar a prepa y decido que mejor me voy a Estados Unidos, mi ingles era
realmente malo y siempre había tenido ese gusano que te mueve a querer comerte
al mundo. Hago mi primer año de prepa en otro idioma, llevando materias como
Carpiteria o Coro, ¡Si pudieran ver la mesa que yo fabrique!. Llevo matemáticas
en inglés y por suerte no la reprobé, redacción, física y literatura. Por suerte,
perdidos en la traducción, me revalidaron el año escolar (que bueno, no podía perder
otro más) y vuelvo a México, ahora si con otro idioma más, vaya si me fue util aprenderlo.
Tercera Parte
Y ya en prepa es
cuando me siento especial, dicen que el primer año es el más difícil, cuando la
gente baja el promedio y el filtro para los estudiantes, yo no sé, no lo viví. Ya en segundo año de prepa la escuela empieza
a tomar sentido, voy entendiendo para que estudiamos y los temas se vuelven
cada vez más interesantes. La historia se vuelve más real y hasta literatura
nos quieren dar (Que para ser sincero con los chistes de Orencio, era dificil aprender mucho). La física se vuelve de verdad, choques inelásticos y tiros parabólicos son la clases de ahora, y de química ni hablar nunca le entendí. Sin mucho esfuerzo empiezo a lograr ino que otro 90 y 100,
sin nunca entrar al cuadro de honor, empiezo a salir cada vez un poco mejor. Física y Matemáticas
eran mis fuertes, mientras que Química y Biología eran las que me bajan el
promedio, siempre habia una que otra que venían de por medio, esas la verdad se podían pasar más o menos sin esfuerzo.
Y en medio de
clases y actividades, me doy cuenta de algo nuevo, que venía pensando desde que
volví a mi propia escuela en secundaria. A la mejor y sí soy inteligente, desde
hace cuatro años ni se me ocurría en reprobar y ahora, efectivamente, era yo el
que te podía explicar algún tema de matemáticas, fisica o hasta de sociedad. Veía a mis compañeros batallar, por ejemplo: ¿Qué
demonios es la Integral?, ¿De qué me sirve aprender a derivar? Y dándome cuenta
que algunos de estos detalles yo los podía explicar, fui perfilando cual era el
área en la que pensaba que me gustaria trabajar y estudiar.
Aun que ahora podía
entender mucho más de la escuela sin batallar, tampoco crean que todo el tiempo
me dedicaba a estudiar, con un 80 o 90 yo era más que feliz. Nunca fui por la
excelencia, bajo el pretexto de para que la iba a necesitar (Ahora más bien creo
que nunca la hubiera podido alcanzar). Termine con un promedio de 8.8,
solamente contando los dos últimos años de prepa. ¿Algún tipo de mención? Claro,
que no. Acabando la preparatoria fui postulando a las Universidades, y con eso
me refiero al Tec de Monterrey.
Con un alto
puntaje en el examen de admisión y un excelente resultado en el ceneval
(siempre arriba del 10% del total), me vendí la idea de que era una persona
inteligente, por lo menos más inteligente que el promedio, de mis compañeros de la preparatoria de mi ciudad. Podía entender bajo poca explicación y tenía el gran don de poder
combinar las matemáticas y la parte de comunicación. Durante el primer año de
la universidad, que todavía fue en mi ciudad, me di cuenta que la universidad
se podía sacar, y claro lo mejor, sin tanto batallar.
Cuarta Etapa
Por suerte mi
carrera no estaba completa en mi ciudad, y pues ni modo, me tuve que cambiar a otro nuevo código postal. Llegando a Monterrey creí que todo iba a ser igual, vamos a
pasar la universidad y sin batallar. Que iluso soy, de verdad peor error no podía
estar, el primer semestre fuera de la ciudad, casi vuelvo a la secundaria, reprobé
una y las demás las pase por obra de las lágrimas y la actuación. El problema
es que casi pierdo las becas, que de alguna manera logre conseguir, con la
condición de ahora tener que salir bien después de navidad vuelvo a Monterrey.
Aquí es donde
empieza la gran desilusión, ahora si empiezo a estudiar, no todos los días pero
si antes de cada parcial, y ni hablemos del final. Con mucho esfuerzo y dedicación
ya no volví, gracias a dios, a reprobar, bueno aunque cerca muchas veces si estuve. Pero si me costó mucho tiempo y
dedicación, lágrimas, transpiración y una aparentemente muy mala alimentación. Tras mucho, mucho estudiar, siempre había uno
que salía mejor, que le entendía mejor y ahora a mí me tenían que explicar. En
clases me perdía y hasta la fecha muchos diagramas, ni los logro descifrar.
Y entonces
empiezo a entender: Ahora estoy en una de las mejores universidades del país,
en una carrera poco fácil. Aquí vienen los más inteligentes de cada prepa, de
cada ciudad. Alumnos becados de excelencia, otros con beca normal, muy pocos
con colegiatura pagada 100% por sus papas. Y de repente me doy cuenta, “A la mejor y si era inteligente, pero en
mi pequeña ciudad, en aquella prepa que pase sin batallar”
No me gradué con
un mal promedio, saque un 87 % en la carrera de Mecánica Eléctrica, y quiero
decirles que me costó cada punto porcentual. Con lágrimas y sudor logre pasar
Vibraciones Mecánicas y al final, nomás reprobé una y fue en el proceso de adaptación.
Eso sí, perdí mitad de mi cabellera, mi integridad y gane más de un kilo en el
proceso.
Quinta Etapa
Terminando la
carrera y por suerte obra celestial, logro entrar en la compañía que siempre
quise y en un programa de gran calidad. Agarro mis chivas y me voy a Queretaro,
tengo que aclarar que, no entre como un empleado normal. Entre a un “programa
de alta calidad”, se llama Edison y se trata de preparar ingenieros con grandes
habilidades en ingeniería y matemáticas. Llevábamos un curso muy demandante y
que solamente con la ayuda de otros lo logramos pasar, y al verme rodeado de
puro ingeniero de gran promedio y de muchas habilidades, estudiantes del Bi
Cultural y de programas internacional. Al programa es muy difícil entrar, de algún
modo me les logre filtrar. Lo digo de verdad: no sé cómo logre entrar.
Rodeado de
ingenieros de toda la nación, dentro y fuera del programa, GE es una empresa
que te pide promedio para poder entrar y ya no trabajas solamente con los de tu
generación, aquí hay ingenieros de cualquier edad y de cualquier ciudad. Me di
cuenta que a la mejor y no estaba tan mal, aquello que llegue pensé en la
universidad. Ahora estaba con los más inteligentes de cada universidad y el pensamiento,
ese, vuelve a llegar: “A la mejor era
inteligente en aquella universidad, de esa gran ciudad, pero aquí entre los demás,
ni hablar”
Pero aun así y
al querer comprobarlo un poco más, me doy a la tarea de buscarme una maestría,
para irme a estudiar a Europa. Como el CONACYT apoya a los programas de
calidad, hago mi lista y me pongo a postular, un compañero de trabajo, ya se había
venido a esta universidad, así que pues qué más da, nada se pierde en aplicar.
Hubieran visto
mi cara ese día que abro el correo y leo la noticia de que me aceptó la
universidad, y poco a poco me fueron aceptando unas cuantas otras más. Hasta lograr el gran número
final de que podría entrar a cuatro universidades internacionales. El problema
es ¿Quién las iba a pagar? , de verdad ya no podía exprimir más a mi papá.
Por suerte y lo
recuerdo bien el 17 de mayo me dicen que tengo la beca para poderme ir a
estudiar al extranjero, luego luego junto los papeles y postulo a dos convocatorias más. Válgame la noticia
de que me voy con dos becas, así que hambres no iba a pasar. Y por un momento
de nuevo me volví a sentir especial, como cuando estaba en prepa en mi hermosa ciudad.
Ahora estoy aquí
en clase, ¡Tienen que verme con la cara de ¿WHAT?!, otra vez estoy volviendo a
batallar, y mucho. Me estoy enfrentando a un sistema educativo, que no lo puedo
comparar. Algo que en México nunca lo podía imaginar, sentí que estaba listo ya
que pase el TEC ( y ahora si digo, sin tanto batallar), pase el EDISON y viéndolo hacia
atrás, tampoco me fue tan mal. Y ese pensamiento, ¿qué les puedo decir?, un poco recurrente de
nuevo ahí está.
Estoy estudiando
en una Universidad Internacional, entre las mejores del mundo en Ingeniería,
mis compañeros de clases son de todo el mundo y los mejores de su universidad,
con un Summa Cum Laden ahora es mi compañero de equipo. Y de nuevo vuelvo a
pensar: “Tal vez era inteligente en
aquella empresa, en esa lejana ciudad, ahora rodeado de gente internacional,
que pendejo me siento al reprobar”
Nunca fui el
mejor en ninguna de mis clases, en ninguna de mis escuelas, o en mi programa,
pero sigo probando límites y trabajando duro para lograr sueños y objetivos, y
ahora qui estoy, a 9000 km de distancia dándome cuenta que a la mejor y si
estoy en la verdad… Y realmente si soy
un Pendejo de Aquella Pequeña Ciudad.
como diria el Guayabo Villaescusa..... tan pendejitos ni me gustan
ResponderBorrarno te hagas menos, ya estas alla, algo se te pegara !
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