lunes, 9 de diciembre de 2013

Y al Final, Soy un Pendejo de mi Pequeña Ciudad

Quiero empezar a contarles como fue el día de mi graduación de la universidad:




-    Presentador: “y con premio de excelencia, ayuda humanitaria, logro académico y desarrollo estudiantil : Juan Pérez “
Y en eso pasa Juan Pérez a recibir su diploma entre una serie de gritos y vitoreos, lo abraza Rangel y casi se suelta a llorar
-         Presentador: “Joaquin Corella”
En eso paso a recoger mi diploma entre un silencio total y hasta me pareció ver una zarigüeya asomarse de su nido, pasan los segundos incomodos y se vuelve a escuchar
-         Presentador: “Y con premio Summa Cum Laden, campeón nacional en natación y novio del año: Pedro Rodríguez”
Otra vez los aplausos y gritos vuelven a llenar la cancha de básquet donde se entregaban los diplomas

Primera Parte

Pero eso no fue hace mucho (3 años), pero toda mi vida fue algo parecido, en mi kínder quisieron que volviera a hacer el tercer año para entrar a la primaria, que no estaba lo suficientemente preparado para entrar a la siguiente etapa, pero mi madre fue más inteligente y me metió al Regis, donde con el gran número de alumnos no hubo problema alguno para que entrara.

La primara, ¡qué tiempos aquellos!, cuando mi única preocupación, era tener el siguiente Tazo de los Looney Toons, ver el capítulo de los caballeros del zodiaco o salir en patines esa tarde. Con pocos recuerdos de aquella época, más que de grandes amigos y muchas sonrisas, fui pasando de año, nunca en cuadro de honor o reconocimiento de excelencia. Estuve cerca de repetir el quinto año y así de una vez quedarme en la generación de abajo.

Por razón mágica, los primeros recuerdos que tengo son los de secundaria, por alguna razón que todavía desconozco, yo formaba parte del club de los sábados. Aquel club selecto, solo un puñado de alumnos, escogidos directamente por el temido Hermano Manuel, que tenían la grandiosa responsabilidad de limpiar la escuela, este honor solamente era otorgado a aquellos alumnos que demostraban alguna pequeña indisciplina en el salón, o bueno tampoco tan pequeña (y por eso me pregunto ¿qué hacía yo ahí?, tendríamos que preguntarle Evelia o algún profesor de aquella época, seguro alguno me recuerda), para no hacer el cuento más largo, ese año me vi en la posición de tener que cambiar de escuela (después de haber reprobado todas las materias).

Tras un gran esfuerzo de mi Inmaculada madre, logre entrar en aquella escuela de educación más personalizada, con la excusa de que si era inteligente, simplemente el Regis era el que estaba mal con su sistema de educación masivo y de poca atención personalizada. Dure no más de tres meses en esa escuela y para el cuarto ya estaba viviendo en la comunidad rural de Los Horcones, entre Skinner y Froyd conoci a Walden 2. Dejen me decirles que a veces veo en aquel adolescente de 13 años saliendo de su casa, para irse a vivir, por su cuenta, a una comunidad y veo a mi madre preocupada y siento que es otra vida, eso no me paso a mí, eso yo lo leí, me digo constantemente, yo no fui aquel que abandono la casa y se fue a vivir a otro lugar, ese fue Tom Sawyer buscando aventuras con Huckleberry Finn.

Pero aquí es donde comienza mi historia: Solamente viví ahí unos cuatro o seis meses, no lo recuerdo bien, pero algo cambio en mi forma de pensar, algo cambio en mi núcleo y en mí ser. Ese enojo y esa rebeldía se fueron cambiando por un amor a los libros y la poesía. Me devoraba libros y me escuchaba antologías de trovadores. Entre panfletos, oleos de mujeres con sombreros y metamorfosis fui descubriendo una parte de mí, que se iba volviendo diferente, un cambio en prioridades y en formas de ver la vida. Claro con los años siguieron cambiando, gracias a dios (¿Quién quiere ser el mismo que cuando tiene 14?), pero como de costumbre me harte, no pude más y volví a casa.

Bajo suplicas y acuerdos me dejaron terminar el año escolar en esa pequeña escuela, voy una semana y decido mandar todo a la chingada y me voy de mesero, a ganar el salario mínimo más un par de propinas. Quería empezar de nuevo y justo donde lo había dejado.

Segunda Parte

Volví al Regis y mi vida fue cambiando de nuevo; Los compañeros de clases eran diferentes y ahora mi amigos estaban un año arriba que yo, con un poco de vergüenza de ahora estar entre los más chicos, poco a poco fui cambiando de amigos, volví a sentir como Giorgio Samsa el día que se convierte en cucaracha, pero la escuela fue mejorando. Mágicamente ya no reprobaba y ahora sacaba buenas calificaciones (relativamente), bueno menos en disciplina. Con gran apoyo del Director Sergio mi vida se fue perfilando del fracaso hacia algo más.

Pasa tercero de secundaria como cualquier otro año, ya no me siento parte de la mi generación vieja y ya se me ha quitado la vergüenza, desarrollo mi grupo de amigos que frecuento hasta la fecha y que digo, hasta una vez saque un 98 de promedio total en la boleta. Me voy dando cuenta, que poniendo un poco de atención y estudio se puede sacar la escuela, entro a los concursos de poesía y declaración y por lo general logro llevarme algún diploma, Que aburrido cuando los cambiaron a “Diploma de Participación”. Grata sorpresa que fue dar el discurso de graduación de secundaria, ¡si supieran que fui corrido de la misma escuela dos años antes!

Viene el momento de pasar a prepa y decido que mejor me voy a Estados Unidos, mi ingles era realmente malo y siempre había tenido ese gusano que te mueve a querer comerte al mundo. Hago mi primer año de prepa en otro idioma, llevando materias como Carpiteria o Coro, ¡Si pudieran ver la mesa que yo fabrique!. Llevo matemáticas en inglés y por suerte no la reprobé, redacción, física y literatura. Por suerte, perdidos en la traducción, me revalidaron el año escolar (que bueno, no podía perder otro más) y vuelvo a México, ahora si con otro idioma más, vaya si me fue util aprenderlo.


Tercera Parte

Y ya en prepa es cuando me siento especial, dicen que el primer año es el más difícil, cuando la gente baja el promedio y el filtro para los estudiantes, yo no sé, no lo viví.  Ya en segundo año de prepa la escuela empieza a tomar sentido, voy entendiendo para que estudiamos y los temas se vuelven cada vez más interesantes. La historia se vuelve más real y hasta literatura nos quieren dar (Que para ser sincero con los chistes de Orencio, era dificil aprender mucho). La física se vuelve de verdad, choques inelásticos y tiros parabólicos son la clases de ahora, y de química ni hablar nunca le entendí.  Sin mucho esfuerzo empiezo a lograr ino que otro 90 y 100, sin nunca entrar al cuadro de honor, empiezo a salir cada vez un poco mejor. Física y Matemáticas eran mis fuertes, mientras que Química y Biología eran las que me bajan el promedio, siempre habia una que otra que venían de por medio, esas la verdad se podían pasar más o menos sin esfuerzo.

Y en medio de clases y actividades, me doy cuenta de algo nuevo, que venía pensando desde que volví a mi propia escuela en secundaria. A la mejor y sí soy inteligente, desde hace cuatro años ni se me ocurría en reprobar y ahora, efectivamente, era yo el que te podía explicar algún tema de matemáticas, fisica o hasta de sociedad. Veía a mis compañeros batallar, por ejemplo: ¿Qué demonios es la Integral?, ¿De qué me sirve aprender a derivar? Y dándome cuenta que algunos de estos detalles yo los podía explicar, fui perfilando cual era el área en la que pensaba que me gustaria trabajar y estudiar.

Aun que ahora podía entender mucho más de la escuela sin batallar, tampoco crean que todo el tiempo me dedicaba a estudiar, con un 80 o 90 yo era más que feliz. Nunca fui por la excelencia, bajo el pretexto de para que la iba a necesitar (Ahora más bien creo que nunca la hubiera podido alcanzar). Termine con un promedio de 8.8, solamente contando los dos últimos años de prepa. ¿Algún tipo de mención? Claro, que no. Acabando la preparatoria fui postulando a las Universidades, y con eso me refiero al Tec de Monterrey.

Con un alto puntaje en el examen de admisión y un excelente resultado en el ceneval (siempre arriba del 10% del total), me vendí la idea de que era una persona inteligente, por lo menos más inteligente que el promedio, de mis compañeros de la preparatoria de mi ciudad. Podía entender bajo poca explicación y tenía el gran don de poder combinar las matemáticas y la parte de comunicación. Durante el primer año de la universidad, que todavía fue en mi ciudad, me di cuenta que la universidad se podía sacar, y claro lo mejor, sin tanto batallar.

Cuarta Etapa


Por suerte mi carrera no estaba completa en mi ciudad, y pues ni modo, me tuve que cambiar a otro nuevo código postal. Llegando a Monterrey creí que todo iba a ser igual, vamos a pasar la universidad y sin batallar. Que iluso soy, de verdad peor error no podía estar, el primer semestre fuera de la ciudad, casi vuelvo a la secundaria, reprobé una y las demás las pase por obra de las lágrimas y la actuación. El problema es que casi pierdo las becas, que de alguna manera logre conseguir, con la condición de ahora tener que salir bien después de navidad vuelvo a Monterrey.

Aquí es donde empieza la gran desilusión, ahora si empiezo a estudiar, no todos los días pero si antes de cada parcial, y ni hablemos del final. Con mucho esfuerzo y dedicación ya no volví, gracias a dios, a reprobar, bueno aunque cerca muchas veces si estuve. Pero si me costó mucho tiempo y dedicación, lágrimas, transpiración y una aparentemente muy mala alimentación.  Tras mucho, mucho estudiar, siempre había uno que salía mejor, que le entendía mejor y ahora a mí me tenían que explicar. En clases me perdía y hasta la fecha muchos diagramas, ni los logro descifrar.

Y entonces empiezo a entender: Ahora estoy en una de las mejores universidades del país, en una carrera poco fácil. Aquí vienen los más inteligentes de cada prepa, de cada ciudad. Alumnos becados de excelencia, otros con beca normal, muy pocos con colegiatura pagada 100% por sus papas. Y de repente me doy cuenta, “A la mejor y si era inteligente, pero en mi pequeña ciudad, en aquella prepa que pase sin batallar”

No me gradué con un mal promedio, saque un 87 % en la carrera de Mecánica Eléctrica, y quiero decirles que me costó cada punto porcentual. Con lágrimas y sudor logre pasar Vibraciones Mecánicas y al final, nomás reprobé una y fue en el proceso de adaptación. Eso sí, perdí mitad de mi cabellera, mi integridad y gane más de un kilo en el proceso.

Quinta Etapa

Terminando la carrera y por suerte obra celestial, logro entrar en la compañía que siempre quise y en un programa de gran calidad. Agarro mis chivas y me voy a Queretaro, tengo que aclarar que, no entre como un empleado normal. Entre a un “programa de alta calidad”, se llama Edison y se trata de preparar ingenieros con grandes habilidades en ingeniería y matemáticas. Llevábamos un curso muy demandante y que solamente con la ayuda de otros lo logramos pasar, y al verme rodeado de puro ingeniero de gran promedio y de muchas habilidades, estudiantes del Bi Cultural y de programas internacional. Al programa es muy difícil entrar, de algún modo me les logre filtrar. Lo digo de verdad: no sé cómo logre entrar.

Rodeado de ingenieros de toda la nación, dentro y fuera del programa, GE es una empresa que te pide promedio para poder entrar y ya no trabajas solamente con los de tu generación, aquí hay ingenieros de cualquier edad y de cualquier ciudad. Me di cuenta que a la mejor y no estaba tan mal, aquello que llegue pensé en la universidad. Ahora estaba con los más inteligentes de cada universidad y el pensamiento, ese, vuelve a llegar: “A la mejor era inteligente en aquella universidad, de esa gran ciudad, pero aquí entre los demás, ni hablar”

Pero aun así y al querer comprobarlo un poco más, me doy a la tarea de buscarme una maestría, para irme a estudiar a Europa. Como el CONACYT apoya a los programas de calidad, hago mi lista y me pongo a postular, un compañero de trabajo, ya se había venido a esta universidad, así que pues qué más da, nada se pierde en aplicar.

Hubieran visto mi cara ese día que abro el correo y leo la noticia de que me aceptó la universidad, y poco a poco me fueron aceptando unas cuantas otras más. Hasta lograr el gran número final de que podría entrar a cuatro universidades internacionales. El problema es ¿Quién las iba a pagar? , de verdad ya no podía exprimir más a mi papá.

Por suerte y lo recuerdo bien el 17 de mayo me dicen que tengo la beca para poderme ir a estudiar al extranjero, luego luego junto los papeles y postulo a dos convocatorias más. Válgame la noticia de que me voy con dos becas, así que hambres no iba a pasar. Y por un momento de nuevo me volví a sentir especial, como cuando estaba en prepa en mi hermosa ciudad.

Ahora estoy aquí en clase, ¡Tienen que verme con la cara de ¿WHAT?!, otra vez estoy volviendo a batallar, y mucho. Me estoy enfrentando a un sistema educativo, que no lo puedo comparar. Algo que en México nunca lo podía imaginar, sentí que estaba listo ya que pase el TEC ( y ahora si digo, sin tanto batallar), pase el EDISON y viéndolo hacia atrás, tampoco me fue tan mal. Y ese pensamiento, ¿qué les puedo decir?, un poco recurrente de nuevo ahí está.

Estoy estudiando en una Universidad Internacional, entre las mejores del mundo en Ingeniería, mis compañeros de clases son de todo el mundo y los mejores de su universidad, con un Summa Cum Laden ahora es mi compañero de equipo. Y de nuevo vuelvo a pensar: “Tal vez era inteligente en aquella empresa, en esa lejana ciudad, ahora rodeado de gente internacional, que pendejo me siento al reprobar”


Nunca fui el mejor en ninguna de mis clases, en ninguna de mis escuelas, o en mi programa, pero sigo probando límites y trabajando duro para lograr sueños y objetivos, y ahora qui estoy, a 9000 km de distancia dándome cuenta que a la mejor y si estoy en la verdad… Y realmente si soy un Pendejo de Aquella Pequeña Ciudad.



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