Para aquel que
no lo sepa actualmente vivo en Holanda y hoy, le aposte a México. Por que este domingo, haremos naranjada.
Nunca he sido
deportista, o algo parecido. Nunca he demostrado el menor interés en seguir algún
deporte o formar parte de ese grupo que parece una enciclopedia de la cultura
deportista. Digamos que soy un deportista social, nomás me junto a ver algún partido
de la selección, cuando el horario sea adecuado y exista la promesa de unas
cervezas.
Pero este año pasó algo diferente, no sé si es por ser un expatriado, o porque me estoy
volviendo viejo, pero este año sentí el mundial en el corazón. Me llena de
orgullo el ser Mexicano cada segundo que se juega en la cancha, y me llena de alegría
ver al Piojo hacer sus famosas caras de victoria o frustración.Alzó el pecho y
en medio del bar acompañado de brasileños o croatas, con todo el poder de mis
pulmones empiezo a gritar “EEEEEHHHH PUTOOO” y me sale una sonrisa. No
solamente por lo divertido que es el grito o por la idiotez de la FIFA que lo
llevó a niveles internacionales. Mi sonrisa es por que es una firma mexicana,
es como la ola o el cielito lindo, es disfrutar el
momento y hacerle sentir al contrincante que estamos en casa.
Estos días ha pasado lo que nunca, hemos sacado la bandera a la calle y nos hemos juntado toda la comunidad Mexicana. No importa si te conozco, si tienes la verde somos hermanos. No importa las edades o las carreras.
Mi México
querido que casi no llegamos al mundial. ¡Qué bien que si lo hicimos!. En su
momento no lo deseaba, pensé “Que más da si va o no, de cualquier manera nos
van a sacar luego luego”, pero que lejos estaba de ser verdad… No es un qué más
da, y también no nos sacaron luego luego.
Cuando digo MI
México, hablo del mío, porque a México lo deberíamos de escribir en plural,
Mexicos. Existen muchos Méxicos al mismo tiempo. Somos un país con tanto
territorio nacional (e Internacional), que contamos con una gran variedad de
climas y con esto provienen comidas, sabores y colores. Existe el Mexico de Estados Unidos, ese México
que ha sido alterado y modificado al otro lado de la frontera, pequeños Mexicos
como lo son Los Angeles o Houston. Existe
el México del norte, con sus hombres gritones y sus mujeres guapas, su cultura
de la carne asada y esas palabras raras. Tenemos al México del centro del país,
con su colonialismo y sus haciendas. Ese México colorido, lleno de olor y sabor
en el sur del país, esas tradiciones marcadas y pueblos olvidados. Pero dentro de todos estos Mexicos existen
muchos más, cada uno dentro del otro y compartiendo espacio y dimensiones. Compartimos carreteras pero no en el mismo transporte.
Existe el México
de los olvidados, con su gente viviendo en la marginalidad, comunidades
abandonadas y periferias descuidadas. Sin dios, ni gobierno que los ampare o
mire por ellos, viviendo día a día, luchando por sobrevivir y por un futuro
para sus hijos. Productos de programas fallidos y de estrategias equivocadas. Consecuencias
de populismos y de mal gobierno.
El México
de la clase baja, con servicios básicos mínimos y niveles de educación
desconocidos, secuestrados por sindicatos y aprovechados por los políticos.
Mexicanos sin más que un techo y con pocas posibilidades de prosperar.
Tenemos al México que lleva en su lomo al país, ese clase que se merece una estatua a la
resistencia y paciencia, la famosa clase media. La clase que sin saberlo es
la que hacer circular la económica del país y es la que tiene el poder de
lograr cambios. Esa clase trabajadora y luchona que ha vuelto a Mexico un
atractivo de inversiones.
Coexiste junto
con las anteriores esa clase rica, que no le pide nada a los estilos de vida de
los países más avanzados, clases que van desde la alta a hasta las absurdas
como lo es Carlos Slim. Viajes, yates, casas, carros de lujo y muchísimos atributos
más.
Pero esos
solamente son mis Mexicos económicos, podría hablar de mis diferentes países y
sus intolerancias hacia los otros. El país ese donde viven los Pejistas con su mesías,
ese salvador de México que fue crucificado en tiempos de Felipe, el Calderon. Única razón y sabiduría
del pueblo, que con los ojos cegados van por las calles manifestando y gritando
sus profecías. Criticando cada gobierno en turno, señalando como la única razón
reside en su gran líder. Culpando todavía
a ese chivo expiatorio de hace 20 años.
Por el otro lado
existe el México de los dinosaurios, ese grupo de Mexicanos que toda la vida
han vivido en comodidad explotando al sistema, con sus trucos políticos y
artimañas bien elaboradas. Mexicanos con poco interés en el progreso y muy
buenos haciendo telarañas. Esos grupos que vuelven a tomar poder después de
años en el exilio.
Existe en las entrañas ese
Mexico tenebroso y horripilante, ese México olvidado por la mayoría por el
miedo y el espanto que nos hace pensar que existe entre nosotros. Esos lugares
donde al presidente no es el de la república y el único mando es el del Cartel.
Ese México inundado por la violencia y el terror. Ese lugar donde las
violaciones, asesinatos, desapariciones y torturas, son el dia al dia. Mexicanos valientes
olvidados por la justicia, mexicanos sin esperanza ni salvación. Un México que da miedo, del miedo que da.
Todos esos son
mis Mexicos, todos estos son los que compartimos dia a dia. Cada vez
levantamos más muros entre nosotros, más intolerancia, desigualdad y menos respeto. Cada vez
son más las “privadas” con sus murallas y plumas de seguridad. Cada vez nos
separamos mas de lo que fuimos y nos aislamos en la soledad. Bardas y murallas
para separar los diferentes Mexicos hemos hecho durante años y años.
Somos tantos Mexicos que nunca logramos ponernos de acuerdo. Tenemos odio entre nosotros y nos pasamos el dia viendo que esta mal en los otros. Desde dentro de las privadas es difícil ver que pasa afuera y desde afuera es difícil ver que también las familia ahí dentro tienen problemas.
Pero en todos estos pequeños, diminutos países, que hacemos los Estados Unidos Mexicanos, nos hemos dado una tregua. Por un total de hora y 30 minutos que dura el partido, todas las murallas se caen, las fronteras se
borran. Retomamos Texas y California, los meseros y los comensales quieren lo
mismo en cada momento, el jefe está con los empleados. No pedimos igualdad, no
pedimos tolerancia, no queremos paz …. Queremos meter otro gol más… “Vamos
Chicharito”, “Vamos Ochoa no los dejes entrar”…. Mis miles de Mexicos, se
vuelven uno solo, todos sintonizando el mismo canal, con el corazón en la mano y con
la camisa bien puesta. Si ganamos nos abrazamos unos a los otros, festejamos codo a codo y compartimos la calle, el parque, la plaza, como ya nunca más lo hacemos.
No importa, si
las reformas son buenas, o si la diputada ya tienes los planes de como hacerse
rica… Lo que importa en estos días del mundial es ser Mexicanos, y hacerle saber al portero del otro
equipo … Que es un puto.