miércoles, 25 de junio de 2014

Mis Mexicos y el Mundial


Para aquel que no lo sepa actualmente vivo en Holanda y hoy, le aposte a México. Por que este domingo, haremos naranjada.

Nunca he sido deportista, o algo parecido. Nunca he demostrado el menor interés en seguir algún deporte o formar parte de ese grupo que parece una enciclopedia de la cultura deportista. Digamos que soy un deportista social, nomás me junto a ver algún partido de la selección, cuando el horario sea adecuado y exista la promesa de unas cervezas.

Pero este año pasó algo diferente, no sé si es por ser un expatriado, o porque me estoy volviendo viejo, pero este año sentí el mundial en el corazón. Me llena de orgullo el ser Mexicano cada segundo que se juega en la cancha, y me llena de alegría ver al Piojo hacer sus famosas caras de victoria o frustración.Alzó el pecho y en medio del bar acompañado de brasileños o croatas, con todo el poder de mis pulmones empiezo a gritar “EEEEEHHHH PUTOOO” y me sale una sonrisa. No solamente por lo divertido que es el grito o por la idiotez de la FIFA que lo llevó a niveles internacionales. Mi sonrisa es por que es una firma mexicana, es como la ola o el cielito lindo, es disfrutar el momento y hacerle sentir al contrincante que estamos en casa.

Estos días ha pasado lo que nunca, hemos sacado la bandera a la calle y nos hemos juntado toda la comunidad Mexicana. No importa si te conozco, si tienes la verde somos hermanos. No importa las edades o las carreras. 

Mi México querido que casi no llegamos al mundial. ¡Qué bien que si lo hicimos!. En su momento no lo deseaba, pensé “Que más da si va o no, de cualquier manera nos van a sacar luego luego”, pero que lejos estaba de ser verdad… No es un qué más da, y también no nos sacaron luego luego.

Cuando digo MI México, hablo del mío, porque a México lo deberíamos de escribir en plural, Mexicos. Existen muchos Méxicos al mismo tiempo. Somos un país con tanto territorio nacional (e Internacional), que contamos con una gran variedad de climas y con esto provienen comidas, sabores y colores.  Existe el Mexico de Estados Unidos, ese México que ha sido alterado y modificado al otro lado de la frontera, pequeños Mexicos como lo son Los Angeles o Houston.  Existe el México del norte, con sus hombres gritones y sus mujeres guapas, su cultura de la carne asada y esas palabras raras. Tenemos al México del centro del país, con su colonialismo y sus haciendas. Ese México colorido, lleno de olor y sabor en el sur del país, esas tradiciones marcadas y pueblos olvidados.  Pero dentro de todos estos Mexicos existen muchos más, cada uno dentro del otro y compartiendo espacio y dimensiones. Compartimos carreteras pero no en el mismo transporte. 

Existe el México de los olvidados, con su gente viviendo en la marginalidad, comunidades abandonadas y periferias descuidadas. Sin dios, ni gobierno que los ampare o mire por ellos, viviendo día a día, luchando por sobrevivir y por un futuro para sus hijos. Productos de programas fallidos y de estrategias equivocadas. Consecuencias de populismos y de mal gobierno.

El México de la clase baja, con servicios básicos mínimos y niveles de educación desconocidos, secuestrados por sindicatos y aprovechados por los políticos. Mexicanos sin más que un techo y con pocas posibilidades de prosperar.

Tenemos al México que lleva en su lomo al país, ese clase que se merece una estatua a la resistencia y paciencia, la famosa clase media. La clase que sin saberlo es la que hacer circular la económica del país y es la que tiene el poder de lograr cambios. Esa clase trabajadora y luchona que ha vuelto a Mexico un atractivo de inversiones.

Coexiste junto con las anteriores esa clase rica, que no le pide nada a los estilos de vida de los países más avanzados, clases que van desde la alta a hasta las absurdas como lo es Carlos Slim. Viajes, yates, casas, carros de lujo y muchísimos atributos más.

Pero esos solamente son mis Mexicos económicos, podría hablar de mis diferentes países y sus intolerancias hacia los otros. El país ese donde viven los Pejistas con su mesías, ese salvador de México que fue crucificado en tiempos de Felipe, el Calderon. Única razón y sabiduría del pueblo, que con los ojos cegados van por las calles manifestando y gritando sus profecías. Criticando cada gobierno en turno, señalando como la única razón reside en su gran líder.  Culpando todavía a ese chivo expiatorio de hace 20 años.

Por el otro lado existe el México de los dinosaurios, ese grupo de Mexicanos que toda la vida han vivido en comodidad explotando al sistema, con sus trucos políticos y artimañas bien elaboradas. Mexicanos con poco interés en el progreso y muy buenos haciendo telarañas. Esos grupos que vuelven a tomar poder después de años en el exilio.

Existe en las entrañas ese Mexico tenebroso y horripilante, ese México olvidado por la mayoría por el miedo y el espanto que nos hace pensar que existe entre nosotros. Esos lugares donde al presidente no es el de la república y el único mando es el del Cartel. Ese México inundado por la violencia y el terror. Ese lugar donde las violaciones, asesinatos, desapariciones y torturas, son el dia al dia. Mexicanos valientes olvidados por la justicia, mexicanos sin esperanza ni salvación. Un México que da miedo, del miedo que da. 

Todos esos son mis Mexicos, todos estos son los que compartimos dia a dia. Cada vez levantamos más muros entre nosotros, más intolerancia, desigualdad y menos respeto. Cada vez son más las “privadas” con sus murallas y plumas de seguridad. Cada vez nos separamos mas de lo que fuimos y nos aislamos en la soledad. Bardas y murallas para separar los diferentes Mexicos hemos hecho durante años y años.

Somos tantos Mexicos que nunca logramos ponernos de acuerdo. Tenemos odio entre nosotros y nos pasamos el dia viendo que esta mal en los otros. Desde dentro de las privadas es difícil ver que pasa afuera y desde afuera es difícil ver que también las familia ahí dentro tienen problemas. 

Pero en todos estos pequeños, diminutos países, que hacemos los Estados Unidos Mexicanos, nos hemos dado una tregua. Por un total de hora y 30 minutos que dura el partido, todas las murallas se caen, las fronteras se borran. Retomamos Texas y California, los meseros y los comensales quieren lo mismo en cada momento, el jefe está con los empleados. No pedimos igualdad, no pedimos tolerancia, no queremos paz …. Queremos meter otro gol más… “Vamos Chicharito”, “Vamos Ochoa no los dejes entrar”…. Mis miles de Mexicos, se vuelven uno solo, todos sintonizando el mismo canal, con el corazón en la mano y con la camisa bien puesta. Si ganamos nos abrazamos unos a los otros, festejamos codo a codo y compartimos la calle, el parque, la plaza, como ya nunca más lo hacemos. 

No importa, si las reformas son buenas, o si la diputada ya tienes los planes de como hacerse rica… Lo que importa en estos días del mundial es ser Mexicanos, y hacerle saber al portero del otro equipo … Que es un puto.






domingo, 15 de junio de 2014

Publicista de oficio ... Aventurero de vocación



Algunos tienen a súper man, Batman, Luke Skywalker, Frodo y otros a Einstein, pero yo tengo mi propio súper héroe.
Mi súper héroe está lleno de historias y aventuras.
Aventuras de altamar con náufragos, naufragios y tiburones.
Aventuras de monte con tormentas e inundaciones, venados de cola blanca y cochis jabalí.
Aventuras de cantinas con borrachos y grandes amistades.
Aventuras de trabajo y logros profesionales.

Mi súper héroe es una mezcla entre Chanoc e Indiana Jones, es más guapo que Brad Pitt y ha envejecido mejor que George Clooney, mi super héroe se llama Joaquin Antonio Corella, pero le apodan el Joachi.

Todos tenemos derecho para creer que nuestro papá es el mejor, y claro todos pueden pensar eso y están en su derecho. Pero por defensa de mi texto, el mío es el mejor del mundo.

¿Por dónde empezar cuando uno quiere hablar de mi papa?  Se empieza ¿por sus aventuras? ¿Por su familia? ¿Por sus grandes amigos? ¿Por los corazones conquistados? O ¿por las vidas salvadas?

Si algo caracteriza a mi viejo es gusto por platicar, se pueden pasar horas y ni cuenta te das, de chico siempre escuche sus historias como si fuera una verdad bíblica, como si la propia mano de dios hubiera bajando y hubiera escrito cada uno de los versos que me recitaba. La historia de cómo aquel río fue creciendo poco a poco y como tuvieron que refigurarse arriba del cerro, compartiendolo con los venados. Las historias de como el tiburón le mordió la nalga y como se lo quito con el puño. Historia donde salvaba vidas de gente accidentada en la carretera y con que moneda le pagaron. La historia de cómo salvó a esos náufragos a mitad del mar, gracias al que quería vomitar.

Pasaron los años y entre en esa etapa de la adolescencia, donde tu papa te avergüenza con su manera de bailar y con sus historias que son demasiado para ser verdad. Pero había algo curioso dentro de eso que contaba, nunca estaba solo y los demás testigos las contaban igual, cada quien le agregaba sus detalles pero al final todos igual. Y así poco a poco me fui dando cuenta que todas tenían bastante de verdad. Mi papá había vivido todo eso y más, ya lo dijo García Márquez “la vida no es la que uno vivió, sino la que uno la recuerda para contarla”

Hay personas que se dedican a coleccionar títulos empresariales, dinero, casas o negocios. Preocupados por tener un carro a su nivel, por la marca de su vestuario o por tener un reloj caro. Pero mi papá es diferente, toda su vida se dedicó a vivirla. Sin mucha preocupación por lo material o por el que dirán, el se viste por obligación y se guía por la comodidad. A sus 66 años ha aprendido a vivir cada día de su vida, una vida dedicada a coleccionar historias, amores y aventuras, las que no las vivía las leía y las que no las leía las escribía. Pero eso sí, todas y cada una de ellas realmente las vivía.

Una de las cosas que hacen grande mi papa es la gran dedicación a la familia, fuera de todas las actividades extracurriculares (las cuales lo hacen el mejor del mundo), pero hablo de las cosas de la vida diaria. Uno de los primeros recuerdos que tengo, es mi papa a un lado de mi cama cada noche, contándome una historia nueva o continuación de una anterior, sacadas de la manga, de una aventura propia o de algún libro de ficción. Combinaciones entre Oliver Twist y el capitán Nemo inundaron mis horas de sueño.  Un papá atento que nunca faltó a la hora de la comida y en los eventos que se le hacía falta.



Y como no contarme de todo eso, si el cuando era niño era el Indio más temido de la Pitic

Para aquel que no lo conoce, se ha perdido de una grata experiencia, platicador hasta por los codos en los tiempos de convivencia pero un gran escucha cuando hay necesidad. Un útil consejo en caso de ser necesario, un texto o un abrazo si eso es lo que se necesita en el momento. Siempre con la computadora lista para enseñarte algún video de su última hazaña o un shot de tequila para el dolor de garganta.

Hermano de Poseidón siempre sueña con el mar, aun cuando duerme arriba de la lancha, la cual apodo Cassandra (la de los sueños). A un paso de evolucionar y de tener branquias, cada que puede lo verán con su careta y snorkel tratando de conquistar su mar.  

Mi papá ha pasado cuatro días sin tomar o comer algo, en un área de pocos metros cuadrados, siguiendo un ritual indio. Ha pescado en Alaska, ha recorrido rios en balsa, conoce islas remotas y extrañas. Mi papá ha buceado con tiburones y es un excelente arquero, cazador, buzo, poeta, cocinero, inventor, escritor, publicista y terapeuta.

Pero mi papa es el mejor, es el mejor abuelo que pudieran pedir mis sobrinos, el hermano más atento para mis tias, el más grande tio que han tenido mis primos y el mejor marido que pudo pedir mi madre. 

Con sus triunfos, aventuras y errores, no podría pedir un mejor papá. 

Tan grandes los zapatos que me deja por llenar, no saben lo grande que es mi papá.

Pd: SuperMan, usa pijamas de mi papá.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi Dios la libertad;
mi ley, la fuerza y el viento;
mi única patria, la mar.




viernes, 14 de marzo de 2014

El Costo de Vivir Lejos


Vivir a 9,000 km de distancia puede parecer interesante. Estas en otra cultura, conoces constantemente amigos nuevos, puedes ir a viajar a lugares que antes nunca imaginaste, aprendes a convivir contigo mismo, tienes muchos retos y barreras por enfrentar. Es una gran experiencia, pero todo aquel que ha vivido por algún tiempo razonable fuera de casa, me podrá entender en esto: Vivir lejos viene con una factura grande.

Y la ventaja de tener un blog es que es como una instantanea de sentimientos, y el sentimiento de este día es de nostalgia y distancia. 

Y este fin de semana en especial traigo este sentimiento, de ya querer estar en casa y todo se debe a que este fin de semana se casa uno de mis grandes amigos de la universidad, esos compañeros que se terminan volviendo como hermanos sin una madre.  Cómplice, amigo pero sobretodo hermano. ¡Mis Amigos se están casando por voluntad propia!, a veces hasta me siento como un señor de 27 años.

Pero esta boda será otra de las que no podrá asistir, ¡Si les contara de tantos eventos que me he perdido en los últimos 7 años!, daria la mitad de mi reino por poder asistir a algunos de estos.

Vivir lejos, viene con un costo de memorias personales. Si alguna vez han estado en una borrachera con un grupo de amigos de toda la vida, eventualmente empezaran a contar las historias que llevan juntos. ¿Te acuerdas aquella vez que el pancho tomo cerveza del piso? Y las risas empiezan automáticamente sin necesidad de terminar el chiste. Todos los presentes estaban ahí, todos sabían la anécdota de primera persona y en caso que exista uno nuevo, la cuentan varios de los protagonistas al mismo tiempo.  Si ya saben de qué tipo de historias les hablo, bueno esas historias son las que yo ya casi no tengo en los últimos 7 años con mis amigos.

Mis historias no dejan de ser igual de interesantes o divertidas, el problema es que muchas de mis historias han sido en diferentes lugares y con diferentes personas. Algunas como las que viví en Monterrey, no los veo desde hace casi cuatro años. Y cada vez siguen creciendo de la misma manera, creadas con amigos temporales o algunos permanentes, que difícilmente volveré a ver. Historias que no son compartidas con mi grupo de amigos, con aquellos que alguna vez fueron mis hermanos, que simplemente vivíamos en casas diferentes y fuimos criados por otra madre, pero en esencia éramos hermanos.  

Alguna vez ya comente esto: Aceptar que la vida sigue sin ti, es algo que cuesta mucho. Como quisiera poderle poner “pausa” a mi vida en Hermosillo. Que maravilloso seria poder llegar y dejar todo como cuando me fui: que la ciudad siga como cuando estaba, que mis amigos no se estén casando, que mi papá ya deje de cumplir años y que mis sobrinos se queden como cuando los deje. Ojala que cada día no nos volvamos más extraños y podemos crecer al mismo ritmo y con las mismas experiencias. Pero por más que quiera, y egoísta que me vuelva, es algo que no se puede. La ciudad seguirá su rumbo y con ella su gente creciendo y cambiando. Mis amigos se seguirán casando, teniendo hijos y cambiando de trabajos. Cada día nos volveremos más diferentes con experiencias personales, viajes, y actividades personalizadas.

Mis primos se seguirán olvidando de mi existencia, del más joven de la estirpe, el último de los Corellas. La familia tendrá nuevos integrantes y nuevos viajes. El carbón se seguirá consumiendo y las carnes asadas se seguirán realizando. La lista de Excel continuará teniendo integrantes pero hasta ahora nunca con mi con mi nombre en ella.   

Ser tío es de las mejores cosas que me han pasado, es una felicidad enorme ver que esa pequeña criatura que está ahí, es algo de ti. Cargar a mi sobrino por primera vez fue una de las mejores experiencias que he tenido y de verdad me ha abierto el corazón a tamaños que nunca creí que fueran posibles. Pero ahora ya no es un sobrino, ni dos. Ya estoy en cuatro y a la última ni la conozco, no sabrá que tiene un tío hasta cuando tenga casi dos años. Me perderé de ver ese proceso de ser bebe a ser niña, la conoceré ya caminando y hablando. Son momentos que nunca se podrán recuperar, son etapas mágicas de la vida que solamente cada quien tiene una vez, unos primeros pasos, unas primeras palabras. Palabras que me ablandan el corazón como lo son: ¿Jugamos Tio Joaquin? , tío me cargas otra vez. Esa etapa maravillosa de descubrir el mundo y de los ¿Por qué?, ¿Por qué pasa esto y por qué pasa aquello? Ser tío por medio de Skype no se compara con la alegría de ver correr a tu sobrino a tus brazos.

Mi papá (aunque él no lo crea) seguirá envejeciendo y el tiempo de salir de buceo, de pesca o en bicicleta con él, se va reduciendo. Hombre de mar y de aventuras, siempre deseoso de tener un hijo hombre para que lo acompañara en sus travesías. Que aventura podrá tener con su hijo a 1,800, o a 9,000 km de distancia. Cuantos recuerdos no formados y cuantas hazañas no vividas se tendrán en los últimos años. ¿Cuantos viajes a ultramar que no se van a poder contar? , ¿Cuantas mentiras no creadas?

Al final todo se trata de crecer y aprender, simplemente yo tome la decisión de crecer en otro lado. Pero eso no me exime de tener días en los que extraño y quisiera estar ahí, rodeado de los que amo. Mi familia, mis amigos, mi novia. Querer estar ahí en los cumpleaños y en las bodas, no perderme de las historias y crecer todos juntos. Poder aparecer en las fotos de familia y tener más noches de carne asada.

No me entiendan mal, no es que los que estamos lejos de casa, no estemos contentos de estarlo. Ni que nos arrepintamos o que ya nos devolvamos. Es simplemente que todo viene con un precio, ese precio de aceptar que el tiempo solamente pasa una vez y que se tienen que tomar decisiones de donde queremos pasarlo y siempre algo bueno cada lado. Pero no está de más, de vez en cuando, dudarlo.


miércoles, 12 de marzo de 2014

Mi Corazón de Viaje


Existen pocas cosas en la vida que te llenan tanto como viajar, o tan siquiera eso es para mí. Viajar no solamente representa conocer nuevos lugares, es conocer nueva gente y nuevas historias. Hacer amigos y salir de ese lugar donde uno se siente seguro. Es afrontar al mundo y descubrirse a uno mismo.

Para viajar se puede hacer de muchas maneras, se puede viajar con amigos, en pareja, en grupo o solo. Yo había viajado en todas las demás maneras menos la última, nunca me había atrevido a emprender un viaje solo. Siempre tenía ese miedo a la soledad, así como no me gustaba ir a restaurantes solo, a conciertos o al cine. Pero ese es tema de otro post.

Hace dos meses se me presento una semana libre en la escuela y sin mucho dudarlo empecé a buscar vuelos baratos y a buscar destinos. ¿Dónde aterrizo? ¿A dónde voy? ¿Qué ciudades están cerca? ¿ Que conozco de ellas? Y con esta serie de planteamientos en la cabeza y la ayuda del maravilloso internet empecé a planear mi viaje: Aterrizó en Budapest y después a donde me voy?, Bueno Viena esta cerca y Bratislava esta a una hora de Viena y Praga está a un tren de distancia. Y de esta manera se fue formando un presupuesto y un plan de viaje. Pero todavía existía algo que no busque: ¿Quién me va a acompañar?

Asi que con una mochila de maleta me fui a la tarea de explorar el mundo:

Dormir en el Aeropuerto :

Por errores de logística y no pensar en todo el sábado antes de iniciar el viaje me tocó dormir en el aeropuerto, ya que el transporte público empezaba hasta las 9 am y yo salía  las 7:40. Y tomar un taxi no era opción bajo el presupuesto. Así que con buena actitud me programe para mal dormir la noche en el aeropuerto de Rotterdam.

Dejen les cuento que dormir en el aeropuerto no es tan malo como esperaba, el principal problema es que las luces nunca se pagan y tienes que dormir con la luz prendida y un ojo medio abierto cuidando tus cosas. Y para acabarla de contar, la vida en los aeropuertos empieza  a las 5 am. Así que no esperen muchas horas de sueño si están planeando dormir en el aeropuerto.

Hostales y Amistades:

Para viajar solo se tiene que entender una cosa, los hoteles no son tus amigos y los hostales son la opción. Para todo aquel que nunca ha viajado en hostales déjenme les cuento: Son cuartos grandes de entre 4 a 8 camas cada uno, por lo general son literas pero pueden estar distribuidas de cualquier forma. Es un baño comunal que puede servir para unos 2 o 3 cuartos o hasta más. Y tienen una cocina comun que cuenta con utensilios de cocina que puedes usar en cualquier momento, eso sí bajo la regla de limpiar todo lo que uses después de usarlo.

La ventaja de viajar en hostales y no en hoteles, son esos espacios comunes, uno puede ir a prepararse un té en la cocina y compartir una taza con un desconocido que viene viajando por el mundo como tú. También en los cuartos comunales se pueden encontrar con otros viajeros que tengan un plan de viaje parecido al tuyo y así formar equipo para ir a conocer la ciudad al día siguiente.

Existen muchos mitos urbanos en torno a los hostales, que son peligrosos y así. Déjenme decirles que en mi limitada experiencia siempre me he encontrado con gente muy amable y carismática en los hostales. Uno puede llegar a encontrarse a todo tipo de personajes ( En Rio de Janeiro me encontré con un chilango que venía viajando desde Canadá probando la mariguana de cada país en la idea de hacer un documental al respecto) o hasta la señora que estaba en Budapest que a sus 50 años decidió salir a vivir la vida y que roncaba como locomotora a un lado de mi cama. Aparte que todos los cuartos cuentan con lockers donde puedes dejar tus objetos de valor en caso que sientas que compartes un cuarto con un amante de lo ajeno.

Así fue como el primer dia de viaje por la tarde me tope con Shirlene, la que se volvió una gran amiga en solo una semana, una Brasileña que decidió pasar su mes de vacaciones viajando por el mundo, Budapest, Viena, Praga, Múnich y Peru. Al ver que tanto en Budapest como en Viena estábamos en mismo hostal y con intereses similares decidimos empezar a viajar juntos.

Los hostales por lo general son manejados por gente joven que comparte una visión del mundo de backpackers y están siempre en la disposición de ayudarte a encontrar donde comer, caminar o que conocer. Así como te informan de que tours valen la pena y cuales se tienen que evitar.

La cultura del Hostal y sus Walking Tours

Para ser sincero es que si te quedas en un hostal es que probablemente no tengas mucho dinero, y eso esta perfecto. Porque durante los años se ha formado una cultura de mochileros y ahí entran los Free Walking Tours:

Cuenta la leyenda que un joven de Berlín estaba viajando y agarró un tour y en este le toca un guía de lo más aburrido y cayó en la conclusión de que los tours deberían de ser en otro esquema: Uno debería de pagar por la calidad prestada al final y no por adelantado. De esta manera nacen los Free Walking Tours.

Un Free Walking Tour está dado por un joven de la ciudad, que por lo general también fue mochilero, y este te lleva caminando por la zona histórica y te va contando: que paso en la ciudad, un poco de historia y cultura. Así como leyendas o cualquier información que sea del dominio del guía. Pero aquí la diferencia es que uno deja la cantidad de dinero que cree que se merece y se ajusta al presupuesto. Al no tener un guía o una infraestructura que pagar (Oficina, renta, impuestos o un camión), lo que se deje de propina va directamente al guía. Si uno viaja con poco dinero y no puede ir a los grandes tours donde te subes a un camión con el techo abierto. El free walking tour puede ser una excelente opción.

Aparte de los tours por el día, que por lo general hay de varios tipos, están los tours de bares en la noche. Se paga una cantidad y hay un guía que te lleva a diferentes bares y terminan en un antro. En la entrada de cada bar te regalan un trago y el consumo extra esta de tu parte, pero suelen ser bares baratos y accesibles al viajero.

En lo personal, en este viaje me sume a cuatro, de estos Walking tours por la ciudad y uno de los bares. Dos estuvieron excelentes y los otros dos, en un rango normal. Y el de los bares, pues nomas puedo decir que los ingleses saben cómo tomar.

Museos, Gastronomía e Historia.

Es muy difícil distribuir el tiempo cuando uno viaja, que tanto tiempo será para ir a museos, cuando para viajar y cuando para comer. También los museos cuestan y la comida puede llegar a ser muy cara (sobre todo en la zona turística).

Y en este aspecto es donde entra la gran ventaja de viajar solo, que uno decide a donde va y cuando va, la desventaja es que no se tiene con quien comentarlo. O con quien compartir un plato de comida para poder comer dos en vez de uno.

En lo personal soy un turista intenso, me gusta levantarme a las 7 am y empezar el día a las 8 para terminarlo a las 10 pm. Caminar todo el día para conocer y aprender lo más posible. Pero para esto se necesita viajar con cierta mentalidad: Saber si el viaje es de placer, de conocimiento o de fiesta. Eso de salir de fiesta diario y querer conocer al dia siguiente, creo que solamente lo logré en mi viaje de graduación y por conocer me refiero a los bares.

Este viaje fue muy interesante para mi, ya que aunque lo vemos en los libros de historia. Las guerras mundiales siempre han sido algo de otro mundo, de otro tiempo. Hitler y el imperio Austro-Húngaro son cosas que pasaron un libro de historia cuando tenía 12 años y la historia no era mi fuerte. Pero las guerras existieron y los imperios crecieron y cayeron. Rusia surgió con su comunismo y cayó como un martillo de acero sobre la Europa del este. No fue en un sueño o en otro mundo, todo esto pasó y todo en dos generaciones a la mía.

La ventaja de viajar sin ningún plan y con tecnología es poder absorber todo ese conocimiento, cada noche me tiraba unas dos horas leyendo sobre la historia del lugar, como nació el país, que le paso y que le afectó. Entre Wikipedia y la información que iba recopilando durante el día, podía armar una serie de hechos e historias en mi cabeza. Entendiendo los efectos de la cortina de hierro y nazismo.

Tambiénen se tiene que comer local, se tiene que buscar donde comen las personas de la ciudad, si fuera Mexico, ir a la cenadurias, a las carnitas, a los tacos y a los burros. En cada ciudad tienen un mundo de platillos y todos representan un poco de historia y de conquistas. Migraciones e invasiones, se puede aprender tanto de una cultura en un museo o en un restaurante. 

Conclusiones del viaje:

Aunque viaje “solo” ningún día estuve solo, desde el primer día me hice de amigos y hasta a un primo me fui a encontrar en Praga por casualidad, así que hasta con un familiar me fui a viajar.

Viajar tiene sus consecuencias, fueron meses de ahorro y de preparación, es caro y requiere sacrificios, no comprarte ropa nueva, no salir tanto de fiesta o comer bajo un presupuesto. Pero si tienen la oportunidad de hacerlo que no les importe viajar solo, yo les garantizo que con buena actitud nunca estarán solos y si lo llegan a estar disfruten de esa oportunidad de poder controlar tu tiempo sin problemas. Ser capaz de decidir a dónde vas y que vas a hacer.

Caminar todo el día es extremadamente cansado y más cuando es por más de una semana, hay un punto en el que uno sueña con su casa y con un descanso. El cuarto que vas a compartir es un volado, te puede tocar alguien que ronque o que llegue en la noche y haga mucho ruido. Pero cuando llegas a tu casa y ves para atrás y te das cuenta de todo lo que fue viajar, en cuanto te recuperes otro viaje vas a querer planear.

“Por mis venas va, ligero de equipaje, sobre un cascarón de nuez, mi corazón de viaje. Luciendo los tatuajes de un pasado bucanero, de un velero al abordaje, de un liguero de mujer”


jueves, 20 de febrero de 2014

779 Dias Sin El

El día de hoy van 779 días. ¡Qué fecha más larga y más corta!. Fue un tres de enero del 2012, el día que decidí dejarlo. No tenía intenciones específica, no tenía una gran razón, pero de cualquier manera decidí hacerlo. Muchas de las grandes decisiones de la vida son así, de impulso y sin pensarlo mucho. Al pensar mucho las decisiones se vuelven difíciles y los motivos se pueden volver distantes.

No existe día que no lo extrañe, tampoco he tenido algún buen momento entre amigos que no quisiera que estuviera conmigo. Lo recuerdo en los días fríos y en las mañanas con el café. Mi compañero de cervezas y de corazones rotos. Me presento a mis amigos de la universidad y siempre encontraba una manera de estar ahí. Aunque no estuviera permitido, siempre estaba conmigo. Me acompañó en mi llanto y en todos mis desamores. 

Pero como todas las grandes relaciones o todas las historias de amor, que son dignas de contarse, llegamos a un punto de diferencias irreconciliables. Pasamos por etapas de desacuerdos difíciles, no fue a la primera que pude separarme. Como en todos los noviazgos, uno nunca puede terminar con la relación a la primera. Se necesita uno y otro intento hasta conseguir el valor, de porfin hacerlo. Pasan los días y no estamos seguros de nuestra decisión, empezamos a extrañar y esa pequeña adición que nos dicen: Este es un buen momento para que estuviera ahí.

Pero algo me atrajo la primera vez que nos presentaron, todavía lo recuerdo, esa fiesta en secundaria. Donde tener una cerveza era algo que solamente los niños malos hacían y siempre que había una cerveza, él siempre estaba ahí. No sé si fue la curiosidad o las ganas de verme como alguien que no le importa lo que pensaran de mí, o fue esa rebeldía tan fuerte que tuve en aquella edad y quería luchar contra las reglas, pero aquella fiesta fue la primera vez que lo tome entre mis manos.

Claro que no fue amor a primera vista, sentía que hacía algo mal y no sabía cómo reaccionar, no se sentía natural y hasta me mareaba. Mis papás no podían saber, ni los de mis amigos, los profesores, o cualquier persona de mentalidad cerrada (eso decía yo en aquel momento), sentía las miradas como me juzgaban y decían que estaba mal. ¿Qué iba a saber yo? Con mis apenas 13 años cumplidos y descubriendo el mundo.

Entrando a preparatoria todo fue cambiando, ya no era el único y había muchos más compañeros que también lo conocieron. Poco a poco la gente se iba animando, querían saber porque nos atraía tanto, ¿Qué es lo que le ven? Nos preguntaban, y la respuesta no era fácil: Te hace sentir bien, especial, te tranquiliza y te hace tener un buen tema de conversación. Te une con los demás y siempre ayudaba a conocer gente con el mismo afán.

Pero no todo es amor y alegría, poco a poco me fue afectando en lo personal, se metió con mi economía y me hacía gastar más de lo que necesitaba. Me fue aislando poco a poco de los restaurantes y los bares. Siempre teníamos que buscar un lugar donde pudiera estar, aún si era la mesa más fea y desolada del lugar. En las fiestas si ya no estaba, se volvía un caos, teníamos que encontrarlo aun si tuviéramos que recorrer media ciudad en las noches de año nuevo.

Siempre sucio y oloroso me apestaba la ropa. Con el paso del tiempo, pasó de ser agradable a esa sensación que uno carga todo el día de traer una estigma en la sien. Le gente fue cambiando, tus compañeros de prepa ya no eran los que estaban contigo todo el día. Mi círculo de gente que lo compartía, cambio de ser un grupo de jóvenes a ser señores obesos y con serios problemas. Siempre oliendo a cafeína te venían preguntando si querías salir un rato, bajo el pequeño techo de la oficina todos lo compartíamos.  No importaba si estuviera a 45 °C, lloviendo, viento o frío extremo, como hombres fieles ahí íbamos a estar.

Un fin de semana de cervezas se fue convirtiendo en un calvario, siempre buscando esos bares donde lo permitieran, la cruda que me daba al día siguiente, tanto física como moral. Siempre diciéndome: ¡Joaquin, Esto tiene que acabar!, pero nunca me quería escuchar, como todos esos grandes consejos que nos damos: Ahorra más, estudia más, no manejes, siempre es más fácil ignorarlos. Pero cuando uno piensa, cómprate una televisión nueva, una cerveza más, no hagas tarea mejor vámonos de fiesta, esos pensamientos siempre son más fáciles de escuchar.

El momento irreparable fue cuando empecé a salir en bicicleta, poco a poco me fui enamorando de ella, era mi razón para levantarme temprano. Mis nuevos amigos eran gracias a ella y estaba muy feliz. Y ellos dos no se llevaban bien, se volvieron enemigos, celosos y uno no soportaba la presencia del otro. Ella quería que cada día avanzará más rápido y él hacía que yo fuera más lento. Ella quería que subiera una montaña y él me pedía quedarme en la parte baja.

Al final, las diferencias entre el cigarro y yo, se volvieron irreconciliables. Llevo 779 días sin fumar, y cada día lo extraño un poco. Pero ya me dije que nunca más, aunque grite, llore, moquee, berrinche, nunca más. Ya se mejor que eso y sé que no nos vamos a llevar.





miércoles, 12 de febrero de 2014

Ese Pequeño Placer


Me levanto relativamente temprano, ayer no salí a pesar que tenía una fiesta, no quería estar cansado y quería traer toda la energía, por eso decido dormir fuera de mi horario, pero esta vez estoy algo entre nervioso y emocionado. Dormí, un poco inquieto, sabiendo lo que iba a hacer hoy. Decido desayunar un licuado ya que no quería traer pesado el estómago, quien sabe lo que podría pasar con el estómago lleno. Veo el reloj y veo que todavía tengo un poco de tiempo así que decido irme bañado, siempre es mejor hacerlo bañado, si no es por higiene que sea por ir despierto. Me tomo mi tiempo en el baño caliente, me quito el shampoo y y busco la toalla. Pensando hasta donde iba a llegar hoy, me voy secando el cuerpo y voy buscando que ponerme.

No hace mucho compre un outift para estas ocasiones, el termómetro marcaba poco grados y el viento en el camino iba a estar duro. Me pongo ropa ajustada y que me hace ver hasta deportivo. Calcetines especiales, guantes y hasta unos lentes de sol.

Terminado de ponerme mis zapatos, que hacen un peculiar “click” al caminar, me siento como mujer con tacones. Salgo del departamento, y siento un frio que me pega, ¡no puedo esperar a entrar en calor! Volteo y veo mi pulso, lentamente se va subiendo. Caminado llego a esa puerta de madera donde me aguarda mi cita. Me doy cuenta que tienen el seguro puesto, pero tengo una copia de la llave. Al entrar se prende la luz casi de momento y voy caminando hacia mi destino, no me fijo que hay a los lados, simplemente voy hacia adelante y ahí está.

Guardada con una cadena, protegida de la lluvia y del viento. Protegida del óxido y de los malos tratos de la vida. Con esos colores y equipo que hacen enamorar a cualquiera que tenga suficiente conocimiento en la materia. De grandes llantas y de fácil manejo, ahí está, esperándome, como siempre que voy. No la monto tan seguido como quisiera, entre la escuela y otros menesteres, la vida se complica.

Con la llave amarilla que siempre traigo en mi llavero, le quito la cadena. La saco de su estante y la contemplo por fuera. Veo su manubrio y reseteo la computadora. Me pongo el casco y me voy hacia la puerta.

Afuera el aire corre gélido con esos vientos de invierno. Sin entrar en calor y todavía sin calentar me subo arriba de ella. Me dispongo a avanzar y en ese momento mi zapato se engancha en el pedal, el primer impulso me da la fuerza para quitar el pie del piso y empezar mi viaje. Un viaje que cada vez es diferente, siempre es contra mi mismo y contra la naturaleza. Entre rutas por monte o a velocidad en carretera, entre preciosos paisajes, lagos y veredas, me lleno de vida y de alegría.

Hace dos años y un poquito más, viviendo en Querétaro, estaba por dejar de fumar, de la caja diaria había pasados a los 4 o 5 cigarros. Estaba yendo al gimnasio y sin darme cuenta estaba adelgazando, mi vida se tornaba un poco más sana (y hasta un poco más aburrida), el alcohol nomas para el fin de semana y mi comida provenía de la barra de ensaladas. Pero correr nunca fue lo mío y quería hacer algo de ejercicio, no solamente el GYM, ese se vuelve aburrido después de un rato. Así que decidí irme a comprar una bicicleta.

Con mi primer aguinaldo me voy en búsqueda de bicicletas, obviamente no quería gastar mucho pero tampoco quería algo de baja calidad o que me quedara obsoleta al poco tiempo. Con ese pensamiento en mente me voy a cada una de las tiendas de bicicletas, veo precios y pido sugerencias. Al final tengo mi  veredicto y con tarjeta en mano me voy a comprar mi bicicleta.

Que puedo decir de la compra de esa primera bicicleta, en dos años ya he comprado otras dos, una de ruta y otra nueva de montaña. Pero ¿por qué tantas bicicletas?, pude ser igual que los que van a los conciertos, o los que suben fotos de crossfit todo el dia, los que se emocionan al ver un partido de futbol, o los que son creyentes y ven al Papa. Para mí la bicicleta es libertad en su máxima expresión.

¿Cómo Libertad? Para mi esa libertad de la bicicleta es ir a toda velocidad entre bosques y veredas, ver el verde y respirar el aire fresco. Mantener el cerebro activo pensando el siguiente movimiento y las piernas como maquinas sin parar. Ese sentimiento de que el corazón te va a explotar y que el pulmón simplemente las va a dar, es un sentimiento de máxima libertad.

Ir por una carretera a toda velocidad, viendo el paisaje cambiar, viendo verde o desierto, siempre queriendo un kilómetro más, otro, otro más. La meta imaginaria de a dónde voy a llegar, esta vez quiero quemar 4000 kcal, o este mes voy a llegar a los 400 km. Es una verdadera sensación de armonía y libertad, saber que no necesitas el carro para moverte, o sentir tus músculos agotados después de 3 o 4 horas de no parar. Ver la siguiente colina y quererte morir del susto, pero dentro de ti siempre pensando “Esta vez no me voy a bajar, aun así llegando arriba, tenga que vomitar”.

Estar arriba del cerro y pensar que ya vas a bajar. Ese momento, un segundo o dos, en que ves la bajada que sigue y tu corazón deja de palpitar. Un segundo para decidir, seguir, frenar o tirar la bicicleta y ponerte a llorar. Esa adrenalina, el corazón aumenta su ritmo, tus sentidos se vuelven más agudos y en ese momento tomas la decisión de seguir. “Esa bajada no me dominara”, tomas la bicicleta firmemente, te levantas un poco del asiento y sientes como agarras velocidad. No tienes mucho tiempo para pensar. Tu vista debe de estar un paso más allá, ver qué camino tomar, que piedra esquivar o a donde desviar tu peso. Una raíz, un árbol, una pendiente mal calculada te puede hacer volar. Llegar al final y sentirte más vivo que nunca no tiene par.

Practicar un domingo de bicicleta es una excelente actividad para pasar más tiempo con la familia: Te levantas, te vas a rodar, vuelves y comes sin parar. Después ya no te quieres (puedes) levantar y unas dos o tres películas en netflix tirado como pasta en el sofá, suena como el mejor plan.
Eso sí ¡lo mejor de quemar 3000kcal es reponerlas!. Que rico es comer sin culpa y con el sentimiento de: “Es que lo tengo que recuperar”. Una hamburguesa, con papas Xlarge y dos sodas, para llevar, a si una malteada de chocolate.

Me es difícil explicarles esa sensación que tengo al rodar. Ese cansancio de no poder más, llegar y ni de la silla poderte parar. Despues de dos horas de completo control, amor y libertad. Hay gente que tiene que usar drogas para tener ese sentimiento, yo uso una cadencia de 90 rpm y un multiplicador en combinación con el desviador. Una tijera con suspencion y par de llantas, que siempre me llevan a mi destino.

Si nunca han salido a rodar, no lo hagan: es adictivo, siempre vas a querer una bicicleta nueva o mejor. Existen miles de accesorios que vas a querer comprar. Tiene efectos secundarios como: Mejor ritmo cardíaco, pérdida de peso, mejor circulación, grupo de amigos con intereses afín, comidas masivas el fin de semana, entre muchos más.

Muchas veces quisiera tener más cosas que me apasionen, quisiera creer en un dios, o en el Peje. Tener algo por que luchar, ser americanista o por lo menos futbolista, tener un interés en las cartas o profesar el crossfit. Pero para mí lo que me hace levantarme temprano un sábado por la mañana es andar en bicicleta de montaña.


domingo, 19 de enero de 2014

Mi Insoportable Levedad



Unas de las cosas que más cuestan aceptar cuando uno se va de casa (o de cualquier lugar), es que la vida sigue sin ti. La gente sigue su camino, y tus amigos seguirán con su vida, la ciudad tendrá nuevos lugares y los bares cambiaran de dueño. Vivimos tanto tiempo con nosotros mismos que pensamos que no existe un mundo sin nosotros, alguna vez debí subirme al cerro a la campana para ver cómo era Hermosillo sin mí.

Y esto es algo que te vas dando cuenta cuando creces, de bebé, un llanto, hace que tu madre llegue corriendo dispuesta a calmarlo como, después están todos estos juegos donde tú eres el centro de atención. Tus cumpleaños son verdaderas fiestas, regalos, música, abrazos, piñata. No sabes por qué a todo el mundo le interesas y te sientes el centro del universo, ¿si la vida de mis papas gira alrededor mío, por que no lo ha de ser el mundo entero?

Yo recuerdo cuando me di cuenta que mis papas también podían y tenían amigos, siempre pensé que ellos no tenían y que solamente su trabajo era el de ser papás. Siempre a merced de mi voluntad y todo el día en vela por que podía hacer.

En mi casa, con mis papas, nunca hubo problema alguno con llegar con alguna cerveza, o una hielera a punto de reventar, o si lo hubo nunca les puse mucha atención. Esta libertad y la buena ubicación de mi casa, hicieron que fuera EL lugar donde con mis amigos nos juntábamos a tomar, y cuando era viernes y nadie había sacado un plan, no había fiestas y los bares estaban por arriba del presupuesto, nos íbamos a tomar a la barda de la casa. Y claro esto hace que me sienta especial, tenía algo que me hacía especial, tenía EL lugar, el lugar al que nos íbamos casi todos los fines de semana a tomar. Y nunca me puse a pensar que si no estaba yo, había otros cien mil lugares a los cuales ir a tomar. Entonces me voy por primera vez, y al volver, yo imaginándome que todos mis amigos se iban a súper alegrar, ya nos íbamos a juntar en las mismas escaleras y que iba a escuchar cómo me extrañaron, que la vida sin mí no es igual y que no los vuelva a abandonar, ya tenía preparadas las 150 historias que les quería contar. Ahí es cuando me doy cuenta que todo siguió igual, mis amigos cambiaron de lugar, mi exnovia ya tenía un nuevo novio y que la ciudad no dejo de cambiar. Y que mis historias nadie las quería escuchar.

Y esto cuesta, de verdad me cuesta mucho aceptar, a la mejor y si es que soy egoísta, pero no es fácil de pensar que cuando te mueras, todos te van a olvidar. Pero a su vez, dios, que libertad te da. No importa quien seas, el mundo no dejara de girar.

Quisiera decir por qué le robo este título a Kundera, La Insoportable Levedad del Ser: En su libro habla de la insoportabilidad de la vida, y como solamente tenemos una, si tuviéramos dos, tres o cuatro, sabríamos que decisiones fueron malas, en una yo habría sido Economista y no Ingeniero Mecánico, o en la otra podría haber probado las artes o ser malabarista de circo. Pero al final nomas tenemos una, sabiendo esto, todos los errores que cometamos, o las malas decisiones que tomemos, solamente se repetirán una vez y no tendrán transcendencia una y otra vez. Esto es lo que él llama “La Insoportable Levedad del Ser”

“La vida humana acontece sólo una vez y por eso nunca podremos averiguar cuáles de nuestras decisiones fueron correctas y cuáles fueron incorrectas. En la situación dada sólo hemos podido decidir una vez y no nos ha sido dada una segunda, una tercera, una cuarta vida para comparar las distintas decisiones.

Pero yo quiero comentarles de mi versión de lo insoportable leve que es la vida, es algo que yo cargo constantemente y no puedo librarme de ella por más que quiero, que es darse cuenta que todos somos reemplazables, que nadie es imprescindible. Que por más bien que hagamos el trabajo en esta vida, al morir, nos van a terminar olvidando, nuestros amigos tomarán en nuestro honor al principio y luego cada vez será más distante. Nuestra familia y/o hijos nos lloraran y aprenderán a seguir con sus vidas, en el periódico nos pondrán un obituario y aparecerán los pésames a los familiares, pero al final si tenemos suerte una calle llevará nuestro nombre, nos pondrán en un libro de historia y las hojas del calendario seguirán dando vueltas.

Y uno puede decir que esto es una bendición: “Que maravilla que no importa que tanto me esfuerce, si al final nadie me recordara, mis hijos crecerán y se reproducirán, las flores crecerán y se marchitaran”, es una bendición que nos hace leves, te quita peso de los hombros y te hace darte cuenta que eres humano y solo estarás aquí una vez, no volverás dentro de 200 años a ver qué ha pasado de ti, de tus errores y de tus aciertos. Nunca sabrás si la compañía que fundaste sigue en pie y si tus bisnietos saben tu nombre. Pero esta bendición que nos hace tan ligeramente leves, que se vuelve insoportable. Es insoportable saber que no importa que hagas, no harás diferencia alguna en el flujo de la vida.

Pero también que libertad saber que todo lo que hagas está bien y está mal. Y solamente se repetirá una vez. Cumple tus sueños por ti, y no por los de alguien más, ya que al final ellos también te olvidaran. Ve a donde quieras ir y no te arriesgues a tomar una decisión, lo grandioso es eso, que solo se repetirá una vez y nunca vas a saber si estuvo bien o mal.

La vida son una serie de decisiones sin fin, con quien salir, a quien besar, que estudiar, que comprar, donde trabajar, quien ser, a quien juzgar, a quien amar…  Al final sean cual sean las decisiones, la vida seguirá. El calendario no dejara de cambiar y la gente olvidara.

Y digo todo esto porque, es difícil saber que la vida de los demás cambio mientras tú no estabas, que la vida siguió cuando estabas estudiando, trabajando o simplemente viviendo en otro lado. Que tus sobrinos seguirán creciendo y tus papas envejeciendo, en mi caso mis amigos se estarán casando y reproduciendo. Que la ciudad siguió creciendo y que todavía sigue en movimiento. Que ya se juntan en otra parte y que las carnes asadas tienen otro parrillero. La abuela que no te espero para morir, o aquel amigo que se murió sin previo aviso y sin poderse despedir.

Y probablemente escribo esto como una manera de extrañar, de hacerme creer que si la vida siguio es normal, y que probablemente, mientras exista el internet, la vida se detendrá cuando algún lector lea mi pequeña levedad.