viernes, 14 de marzo de 2014

El Costo de Vivir Lejos


Vivir a 9,000 km de distancia puede parecer interesante. Estas en otra cultura, conoces constantemente amigos nuevos, puedes ir a viajar a lugares que antes nunca imaginaste, aprendes a convivir contigo mismo, tienes muchos retos y barreras por enfrentar. Es una gran experiencia, pero todo aquel que ha vivido por algún tiempo razonable fuera de casa, me podrá entender en esto: Vivir lejos viene con una factura grande.

Y la ventaja de tener un blog es que es como una instantanea de sentimientos, y el sentimiento de este día es de nostalgia y distancia. 

Y este fin de semana en especial traigo este sentimiento, de ya querer estar en casa y todo se debe a que este fin de semana se casa uno de mis grandes amigos de la universidad, esos compañeros que se terminan volviendo como hermanos sin una madre.  Cómplice, amigo pero sobretodo hermano. ¡Mis Amigos se están casando por voluntad propia!, a veces hasta me siento como un señor de 27 años.

Pero esta boda será otra de las que no podrá asistir, ¡Si les contara de tantos eventos que me he perdido en los últimos 7 años!, daria la mitad de mi reino por poder asistir a algunos de estos.

Vivir lejos, viene con un costo de memorias personales. Si alguna vez han estado en una borrachera con un grupo de amigos de toda la vida, eventualmente empezaran a contar las historias que llevan juntos. ¿Te acuerdas aquella vez que el pancho tomo cerveza del piso? Y las risas empiezan automáticamente sin necesidad de terminar el chiste. Todos los presentes estaban ahí, todos sabían la anécdota de primera persona y en caso que exista uno nuevo, la cuentan varios de los protagonistas al mismo tiempo.  Si ya saben de qué tipo de historias les hablo, bueno esas historias son las que yo ya casi no tengo en los últimos 7 años con mis amigos.

Mis historias no dejan de ser igual de interesantes o divertidas, el problema es que muchas de mis historias han sido en diferentes lugares y con diferentes personas. Algunas como las que viví en Monterrey, no los veo desde hace casi cuatro años. Y cada vez siguen creciendo de la misma manera, creadas con amigos temporales o algunos permanentes, que difícilmente volveré a ver. Historias que no son compartidas con mi grupo de amigos, con aquellos que alguna vez fueron mis hermanos, que simplemente vivíamos en casas diferentes y fuimos criados por otra madre, pero en esencia éramos hermanos.  

Alguna vez ya comente esto: Aceptar que la vida sigue sin ti, es algo que cuesta mucho. Como quisiera poderle poner “pausa” a mi vida en Hermosillo. Que maravilloso seria poder llegar y dejar todo como cuando me fui: que la ciudad siga como cuando estaba, que mis amigos no se estén casando, que mi papá ya deje de cumplir años y que mis sobrinos se queden como cuando los deje. Ojala que cada día no nos volvamos más extraños y podemos crecer al mismo ritmo y con las mismas experiencias. Pero por más que quiera, y egoísta que me vuelva, es algo que no se puede. La ciudad seguirá su rumbo y con ella su gente creciendo y cambiando. Mis amigos se seguirán casando, teniendo hijos y cambiando de trabajos. Cada día nos volveremos más diferentes con experiencias personales, viajes, y actividades personalizadas.

Mis primos se seguirán olvidando de mi existencia, del más joven de la estirpe, el último de los Corellas. La familia tendrá nuevos integrantes y nuevos viajes. El carbón se seguirá consumiendo y las carnes asadas se seguirán realizando. La lista de Excel continuará teniendo integrantes pero hasta ahora nunca con mi con mi nombre en ella.   

Ser tío es de las mejores cosas que me han pasado, es una felicidad enorme ver que esa pequeña criatura que está ahí, es algo de ti. Cargar a mi sobrino por primera vez fue una de las mejores experiencias que he tenido y de verdad me ha abierto el corazón a tamaños que nunca creí que fueran posibles. Pero ahora ya no es un sobrino, ni dos. Ya estoy en cuatro y a la última ni la conozco, no sabrá que tiene un tío hasta cuando tenga casi dos años. Me perderé de ver ese proceso de ser bebe a ser niña, la conoceré ya caminando y hablando. Son momentos que nunca se podrán recuperar, son etapas mágicas de la vida que solamente cada quien tiene una vez, unos primeros pasos, unas primeras palabras. Palabras que me ablandan el corazón como lo son: ¿Jugamos Tio Joaquin? , tío me cargas otra vez. Esa etapa maravillosa de descubrir el mundo y de los ¿Por qué?, ¿Por qué pasa esto y por qué pasa aquello? Ser tío por medio de Skype no se compara con la alegría de ver correr a tu sobrino a tus brazos.

Mi papá (aunque él no lo crea) seguirá envejeciendo y el tiempo de salir de buceo, de pesca o en bicicleta con él, se va reduciendo. Hombre de mar y de aventuras, siempre deseoso de tener un hijo hombre para que lo acompañara en sus travesías. Que aventura podrá tener con su hijo a 1,800, o a 9,000 km de distancia. Cuantos recuerdos no formados y cuantas hazañas no vividas se tendrán en los últimos años. ¿Cuantos viajes a ultramar que no se van a poder contar? , ¿Cuantas mentiras no creadas?

Al final todo se trata de crecer y aprender, simplemente yo tome la decisión de crecer en otro lado. Pero eso no me exime de tener días en los que extraño y quisiera estar ahí, rodeado de los que amo. Mi familia, mis amigos, mi novia. Querer estar ahí en los cumpleaños y en las bodas, no perderme de las historias y crecer todos juntos. Poder aparecer en las fotos de familia y tener más noches de carne asada.

No me entiendan mal, no es que los que estamos lejos de casa, no estemos contentos de estarlo. Ni que nos arrepintamos o que ya nos devolvamos. Es simplemente que todo viene con un precio, ese precio de aceptar que el tiempo solamente pasa una vez y que se tienen que tomar decisiones de donde queremos pasarlo y siempre algo bueno cada lado. Pero no está de más, de vez en cuando, dudarlo.


1 comentario:

  1. Me identifico con tus palabras corella. Ese precio de crecer en otro lugar es un riesgo que a veces se cuestiona y te preguntas si va a valer la pena. Pero tantas personas no quisieran estar en tu lugar y conocer todos esos lugares y personas con sus propios ojos. Personas como yo darian una fortuna por detener el reloj y volver a casa te entienden y sienten lo mismo, ya casi llegamos de vuelta loco.

    ResponderBorrar