miércoles, 25 de junio de 2014

Mis Mexicos y el Mundial


Para aquel que no lo sepa actualmente vivo en Holanda y hoy, le aposte a México. Por que este domingo, haremos naranjada.

Nunca he sido deportista, o algo parecido. Nunca he demostrado el menor interés en seguir algún deporte o formar parte de ese grupo que parece una enciclopedia de la cultura deportista. Digamos que soy un deportista social, nomás me junto a ver algún partido de la selección, cuando el horario sea adecuado y exista la promesa de unas cervezas.

Pero este año pasó algo diferente, no sé si es por ser un expatriado, o porque me estoy volviendo viejo, pero este año sentí el mundial en el corazón. Me llena de orgullo el ser Mexicano cada segundo que se juega en la cancha, y me llena de alegría ver al Piojo hacer sus famosas caras de victoria o frustración.Alzó el pecho y en medio del bar acompañado de brasileños o croatas, con todo el poder de mis pulmones empiezo a gritar “EEEEEHHHH PUTOOO” y me sale una sonrisa. No solamente por lo divertido que es el grito o por la idiotez de la FIFA que lo llevó a niveles internacionales. Mi sonrisa es por que es una firma mexicana, es como la ola o el cielito lindo, es disfrutar el momento y hacerle sentir al contrincante que estamos en casa.

Estos días ha pasado lo que nunca, hemos sacado la bandera a la calle y nos hemos juntado toda la comunidad Mexicana. No importa si te conozco, si tienes la verde somos hermanos. No importa las edades o las carreras. 

Mi México querido que casi no llegamos al mundial. ¡Qué bien que si lo hicimos!. En su momento no lo deseaba, pensé “Que más da si va o no, de cualquier manera nos van a sacar luego luego”, pero que lejos estaba de ser verdad… No es un qué más da, y también no nos sacaron luego luego.

Cuando digo MI México, hablo del mío, porque a México lo deberíamos de escribir en plural, Mexicos. Existen muchos Méxicos al mismo tiempo. Somos un país con tanto territorio nacional (e Internacional), que contamos con una gran variedad de climas y con esto provienen comidas, sabores y colores.  Existe el Mexico de Estados Unidos, ese México que ha sido alterado y modificado al otro lado de la frontera, pequeños Mexicos como lo son Los Angeles o Houston.  Existe el México del norte, con sus hombres gritones y sus mujeres guapas, su cultura de la carne asada y esas palabras raras. Tenemos al México del centro del país, con su colonialismo y sus haciendas. Ese México colorido, lleno de olor y sabor en el sur del país, esas tradiciones marcadas y pueblos olvidados.  Pero dentro de todos estos Mexicos existen muchos más, cada uno dentro del otro y compartiendo espacio y dimensiones. Compartimos carreteras pero no en el mismo transporte. 

Existe el México de los olvidados, con su gente viviendo en la marginalidad, comunidades abandonadas y periferias descuidadas. Sin dios, ni gobierno que los ampare o mire por ellos, viviendo día a día, luchando por sobrevivir y por un futuro para sus hijos. Productos de programas fallidos y de estrategias equivocadas. Consecuencias de populismos y de mal gobierno.

El México de la clase baja, con servicios básicos mínimos y niveles de educación desconocidos, secuestrados por sindicatos y aprovechados por los políticos. Mexicanos sin más que un techo y con pocas posibilidades de prosperar.

Tenemos al México que lleva en su lomo al país, ese clase que se merece una estatua a la resistencia y paciencia, la famosa clase media. La clase que sin saberlo es la que hacer circular la económica del país y es la que tiene el poder de lograr cambios. Esa clase trabajadora y luchona que ha vuelto a Mexico un atractivo de inversiones.

Coexiste junto con las anteriores esa clase rica, que no le pide nada a los estilos de vida de los países más avanzados, clases que van desde la alta a hasta las absurdas como lo es Carlos Slim. Viajes, yates, casas, carros de lujo y muchísimos atributos más.

Pero esos solamente son mis Mexicos económicos, podría hablar de mis diferentes países y sus intolerancias hacia los otros. El país ese donde viven los Pejistas con su mesías, ese salvador de México que fue crucificado en tiempos de Felipe, el Calderon. Única razón y sabiduría del pueblo, que con los ojos cegados van por las calles manifestando y gritando sus profecías. Criticando cada gobierno en turno, señalando como la única razón reside en su gran líder.  Culpando todavía a ese chivo expiatorio de hace 20 años.

Por el otro lado existe el México de los dinosaurios, ese grupo de Mexicanos que toda la vida han vivido en comodidad explotando al sistema, con sus trucos políticos y artimañas bien elaboradas. Mexicanos con poco interés en el progreso y muy buenos haciendo telarañas. Esos grupos que vuelven a tomar poder después de años en el exilio.

Existe en las entrañas ese Mexico tenebroso y horripilante, ese México olvidado por la mayoría por el miedo y el espanto que nos hace pensar que existe entre nosotros. Esos lugares donde al presidente no es el de la república y el único mando es el del Cartel. Ese México inundado por la violencia y el terror. Ese lugar donde las violaciones, asesinatos, desapariciones y torturas, son el dia al dia. Mexicanos valientes olvidados por la justicia, mexicanos sin esperanza ni salvación. Un México que da miedo, del miedo que da. 

Todos esos son mis Mexicos, todos estos son los que compartimos dia a dia. Cada vez levantamos más muros entre nosotros, más intolerancia, desigualdad y menos respeto. Cada vez son más las “privadas” con sus murallas y plumas de seguridad. Cada vez nos separamos mas de lo que fuimos y nos aislamos en la soledad. Bardas y murallas para separar los diferentes Mexicos hemos hecho durante años y años.

Somos tantos Mexicos que nunca logramos ponernos de acuerdo. Tenemos odio entre nosotros y nos pasamos el dia viendo que esta mal en los otros. Desde dentro de las privadas es difícil ver que pasa afuera y desde afuera es difícil ver que también las familia ahí dentro tienen problemas. 

Pero en todos estos pequeños, diminutos países, que hacemos los Estados Unidos Mexicanos, nos hemos dado una tregua. Por un total de hora y 30 minutos que dura el partido, todas las murallas se caen, las fronteras se borran. Retomamos Texas y California, los meseros y los comensales quieren lo mismo en cada momento, el jefe está con los empleados. No pedimos igualdad, no pedimos tolerancia, no queremos paz …. Queremos meter otro gol más… “Vamos Chicharito”, “Vamos Ochoa no los dejes entrar”…. Mis miles de Mexicos, se vuelven uno solo, todos sintonizando el mismo canal, con el corazón en la mano y con la camisa bien puesta. Si ganamos nos abrazamos unos a los otros, festejamos codo a codo y compartimos la calle, el parque, la plaza, como ya nunca más lo hacemos. 

No importa, si las reformas son buenas, o si la diputada ya tienes los planes de como hacerse rica… Lo que importa en estos días del mundial es ser Mexicanos, y hacerle saber al portero del otro equipo … Que es un puto.






domingo, 15 de junio de 2014

Publicista de oficio ... Aventurero de vocación



Algunos tienen a súper man, Batman, Luke Skywalker, Frodo y otros a Einstein, pero yo tengo mi propio súper héroe.
Mi súper héroe está lleno de historias y aventuras.
Aventuras de altamar con náufragos, naufragios y tiburones.
Aventuras de monte con tormentas e inundaciones, venados de cola blanca y cochis jabalí.
Aventuras de cantinas con borrachos y grandes amistades.
Aventuras de trabajo y logros profesionales.

Mi súper héroe es una mezcla entre Chanoc e Indiana Jones, es más guapo que Brad Pitt y ha envejecido mejor que George Clooney, mi super héroe se llama Joaquin Antonio Corella, pero le apodan el Joachi.

Todos tenemos derecho para creer que nuestro papá es el mejor, y claro todos pueden pensar eso y están en su derecho. Pero por defensa de mi texto, el mío es el mejor del mundo.

¿Por dónde empezar cuando uno quiere hablar de mi papa?  Se empieza ¿por sus aventuras? ¿Por su familia? ¿Por sus grandes amigos? ¿Por los corazones conquistados? O ¿por las vidas salvadas?

Si algo caracteriza a mi viejo es gusto por platicar, se pueden pasar horas y ni cuenta te das, de chico siempre escuche sus historias como si fuera una verdad bíblica, como si la propia mano de dios hubiera bajando y hubiera escrito cada uno de los versos que me recitaba. La historia de cómo aquel río fue creciendo poco a poco y como tuvieron que refigurarse arriba del cerro, compartiendolo con los venados. Las historias de como el tiburón le mordió la nalga y como se lo quito con el puño. Historia donde salvaba vidas de gente accidentada en la carretera y con que moneda le pagaron. La historia de cómo salvó a esos náufragos a mitad del mar, gracias al que quería vomitar.

Pasaron los años y entre en esa etapa de la adolescencia, donde tu papa te avergüenza con su manera de bailar y con sus historias que son demasiado para ser verdad. Pero había algo curioso dentro de eso que contaba, nunca estaba solo y los demás testigos las contaban igual, cada quien le agregaba sus detalles pero al final todos igual. Y así poco a poco me fui dando cuenta que todas tenían bastante de verdad. Mi papá había vivido todo eso y más, ya lo dijo García Márquez “la vida no es la que uno vivió, sino la que uno la recuerda para contarla”

Hay personas que se dedican a coleccionar títulos empresariales, dinero, casas o negocios. Preocupados por tener un carro a su nivel, por la marca de su vestuario o por tener un reloj caro. Pero mi papá es diferente, toda su vida se dedicó a vivirla. Sin mucha preocupación por lo material o por el que dirán, el se viste por obligación y se guía por la comodidad. A sus 66 años ha aprendido a vivir cada día de su vida, una vida dedicada a coleccionar historias, amores y aventuras, las que no las vivía las leía y las que no las leía las escribía. Pero eso sí, todas y cada una de ellas realmente las vivía.

Una de las cosas que hacen grande mi papa es la gran dedicación a la familia, fuera de todas las actividades extracurriculares (las cuales lo hacen el mejor del mundo), pero hablo de las cosas de la vida diaria. Uno de los primeros recuerdos que tengo, es mi papa a un lado de mi cama cada noche, contándome una historia nueva o continuación de una anterior, sacadas de la manga, de una aventura propia o de algún libro de ficción. Combinaciones entre Oliver Twist y el capitán Nemo inundaron mis horas de sueño.  Un papá atento que nunca faltó a la hora de la comida y en los eventos que se le hacía falta.



Y como no contarme de todo eso, si el cuando era niño era el Indio más temido de la Pitic

Para aquel que no lo conoce, se ha perdido de una grata experiencia, platicador hasta por los codos en los tiempos de convivencia pero un gran escucha cuando hay necesidad. Un útil consejo en caso de ser necesario, un texto o un abrazo si eso es lo que se necesita en el momento. Siempre con la computadora lista para enseñarte algún video de su última hazaña o un shot de tequila para el dolor de garganta.

Hermano de Poseidón siempre sueña con el mar, aun cuando duerme arriba de la lancha, la cual apodo Cassandra (la de los sueños). A un paso de evolucionar y de tener branquias, cada que puede lo verán con su careta y snorkel tratando de conquistar su mar.  

Mi papá ha pasado cuatro días sin tomar o comer algo, en un área de pocos metros cuadrados, siguiendo un ritual indio. Ha pescado en Alaska, ha recorrido rios en balsa, conoce islas remotas y extrañas. Mi papá ha buceado con tiburones y es un excelente arquero, cazador, buzo, poeta, cocinero, inventor, escritor, publicista y terapeuta.

Pero mi papa es el mejor, es el mejor abuelo que pudieran pedir mis sobrinos, el hermano más atento para mis tias, el más grande tio que han tenido mis primos y el mejor marido que pudo pedir mi madre. 

Con sus triunfos, aventuras y errores, no podría pedir un mejor papá. 

Tan grandes los zapatos que me deja por llenar, no saben lo grande que es mi papá.

Pd: SuperMan, usa pijamas de mi papá.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi Dios la libertad;
mi ley, la fuerza y el viento;
mi única patria, la mar.




viernes, 14 de marzo de 2014

El Costo de Vivir Lejos


Vivir a 9,000 km de distancia puede parecer interesante. Estas en otra cultura, conoces constantemente amigos nuevos, puedes ir a viajar a lugares que antes nunca imaginaste, aprendes a convivir contigo mismo, tienes muchos retos y barreras por enfrentar. Es una gran experiencia, pero todo aquel que ha vivido por algún tiempo razonable fuera de casa, me podrá entender en esto: Vivir lejos viene con una factura grande.

Y la ventaja de tener un blog es que es como una instantanea de sentimientos, y el sentimiento de este día es de nostalgia y distancia. 

Y este fin de semana en especial traigo este sentimiento, de ya querer estar en casa y todo se debe a que este fin de semana se casa uno de mis grandes amigos de la universidad, esos compañeros que se terminan volviendo como hermanos sin una madre.  Cómplice, amigo pero sobretodo hermano. ¡Mis Amigos se están casando por voluntad propia!, a veces hasta me siento como un señor de 27 años.

Pero esta boda será otra de las que no podrá asistir, ¡Si les contara de tantos eventos que me he perdido en los últimos 7 años!, daria la mitad de mi reino por poder asistir a algunos de estos.

Vivir lejos, viene con un costo de memorias personales. Si alguna vez han estado en una borrachera con un grupo de amigos de toda la vida, eventualmente empezaran a contar las historias que llevan juntos. ¿Te acuerdas aquella vez que el pancho tomo cerveza del piso? Y las risas empiezan automáticamente sin necesidad de terminar el chiste. Todos los presentes estaban ahí, todos sabían la anécdota de primera persona y en caso que exista uno nuevo, la cuentan varios de los protagonistas al mismo tiempo.  Si ya saben de qué tipo de historias les hablo, bueno esas historias son las que yo ya casi no tengo en los últimos 7 años con mis amigos.

Mis historias no dejan de ser igual de interesantes o divertidas, el problema es que muchas de mis historias han sido en diferentes lugares y con diferentes personas. Algunas como las que viví en Monterrey, no los veo desde hace casi cuatro años. Y cada vez siguen creciendo de la misma manera, creadas con amigos temporales o algunos permanentes, que difícilmente volveré a ver. Historias que no son compartidas con mi grupo de amigos, con aquellos que alguna vez fueron mis hermanos, que simplemente vivíamos en casas diferentes y fuimos criados por otra madre, pero en esencia éramos hermanos.  

Alguna vez ya comente esto: Aceptar que la vida sigue sin ti, es algo que cuesta mucho. Como quisiera poderle poner “pausa” a mi vida en Hermosillo. Que maravilloso seria poder llegar y dejar todo como cuando me fui: que la ciudad siga como cuando estaba, que mis amigos no se estén casando, que mi papá ya deje de cumplir años y que mis sobrinos se queden como cuando los deje. Ojala que cada día no nos volvamos más extraños y podemos crecer al mismo ritmo y con las mismas experiencias. Pero por más que quiera, y egoísta que me vuelva, es algo que no se puede. La ciudad seguirá su rumbo y con ella su gente creciendo y cambiando. Mis amigos se seguirán casando, teniendo hijos y cambiando de trabajos. Cada día nos volveremos más diferentes con experiencias personales, viajes, y actividades personalizadas.

Mis primos se seguirán olvidando de mi existencia, del más joven de la estirpe, el último de los Corellas. La familia tendrá nuevos integrantes y nuevos viajes. El carbón se seguirá consumiendo y las carnes asadas se seguirán realizando. La lista de Excel continuará teniendo integrantes pero hasta ahora nunca con mi con mi nombre en ella.   

Ser tío es de las mejores cosas que me han pasado, es una felicidad enorme ver que esa pequeña criatura que está ahí, es algo de ti. Cargar a mi sobrino por primera vez fue una de las mejores experiencias que he tenido y de verdad me ha abierto el corazón a tamaños que nunca creí que fueran posibles. Pero ahora ya no es un sobrino, ni dos. Ya estoy en cuatro y a la última ni la conozco, no sabrá que tiene un tío hasta cuando tenga casi dos años. Me perderé de ver ese proceso de ser bebe a ser niña, la conoceré ya caminando y hablando. Son momentos que nunca se podrán recuperar, son etapas mágicas de la vida que solamente cada quien tiene una vez, unos primeros pasos, unas primeras palabras. Palabras que me ablandan el corazón como lo son: ¿Jugamos Tio Joaquin? , tío me cargas otra vez. Esa etapa maravillosa de descubrir el mundo y de los ¿Por qué?, ¿Por qué pasa esto y por qué pasa aquello? Ser tío por medio de Skype no se compara con la alegría de ver correr a tu sobrino a tus brazos.

Mi papá (aunque él no lo crea) seguirá envejeciendo y el tiempo de salir de buceo, de pesca o en bicicleta con él, se va reduciendo. Hombre de mar y de aventuras, siempre deseoso de tener un hijo hombre para que lo acompañara en sus travesías. Que aventura podrá tener con su hijo a 1,800, o a 9,000 km de distancia. Cuantos recuerdos no formados y cuantas hazañas no vividas se tendrán en los últimos años. ¿Cuantos viajes a ultramar que no se van a poder contar? , ¿Cuantas mentiras no creadas?

Al final todo se trata de crecer y aprender, simplemente yo tome la decisión de crecer en otro lado. Pero eso no me exime de tener días en los que extraño y quisiera estar ahí, rodeado de los que amo. Mi familia, mis amigos, mi novia. Querer estar ahí en los cumpleaños y en las bodas, no perderme de las historias y crecer todos juntos. Poder aparecer en las fotos de familia y tener más noches de carne asada.

No me entiendan mal, no es que los que estamos lejos de casa, no estemos contentos de estarlo. Ni que nos arrepintamos o que ya nos devolvamos. Es simplemente que todo viene con un precio, ese precio de aceptar que el tiempo solamente pasa una vez y que se tienen que tomar decisiones de donde queremos pasarlo y siempre algo bueno cada lado. Pero no está de más, de vez en cuando, dudarlo.